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De Pavarotti, de Caruso, del cine, del amor…


Estoy escuchando ahora mismo la magnífica interpretación de “Caruso” por parte del recientemente desaparecido tenor italiano Luciano Pavarotti. El enlace lo ha enviado a la lista de correo de becarios de informática del Icex de la promoción pasada mi amigo Javier, exbecairo.

Esta canción, en su versión original, cantada por Lucio Dalla, tiene mucha carga emocional para mi. Una mujer y una ciudad preciosas tienen la culpa. Es un precioso tributo al tenor italiano Enrico Caruso, cuya vida no fue todo lo fácil que su fantástico legado pudiera hacernos creer.

Acabo de estar en una tienda impresionante, al menos para mi, fiel amante del séptimo arte (amor correspondido casi cada día, por cierto). Se llama Cinemaspop, y se encuentra en la madrileña calle de San Andrés, una de las que sale de Fuencarral, pegadita a Bilbao. Tiene carteles de películas de todos los tiempos, y de todos los géneros. Además, el dueño es muy enrollado. Lo consiguió. He pasado cerca de una hora hasta que me he decidido por los tres carteles que me he llevado, al módico (para mi) precio de veinticinco euros. Las películas destinadas a adornar mi habitación de aquí en adelante son: “Cinema paradiso“, “El séptimo sello” y “Ser o no ser“. Además, he comprado dos láminas por cuatro euros cada una: “El jovencito Frankenstein” y “Alphaville“.

Estaba buscando, precisamente, alguna lámina sobre una película que vi con mi madre cuando era un crío. Una película sobre un niño italiano que llega a Estados Unidos siendo pobre y miserable… si tengo que buscar algún momento en mi vida que explique el nudo en el estómago que se me forma cada vez que empiezo a ver una película, sin duda sería alguna noche de cualquier día entre semana, viendo una película en La 2, blanco y negro. Juanto a mi, mi madre, fumando, comiendo chocolate, y con los ojos enrojecidos de llorar (en función de la película, pero casi siempre). Hubo dos películas que recuerdo que me dejaron muy marcado, y que de hecho voy a poner a descargar ir a alquilar ahora mismo. Fueron “El gran Caruso” y “La buena tierra“. De la primera era de la que buscaba la lámina cuando entré en Cinemaspop. Pero no pude resistirme y terminé llevándome bastante más de lo que había pensado en un principio. Lástima que un cartel chulísimo de “El séptimo samurai” no lo tuvieran en stock, jejeje…

Termino este heterodoxo post con un diálogo de Alphaville:

3 comments

1 Gigi { 09.10.07 at 19:12 }

Con esta maldita conexión vía móvil en este lugar perdido de Rumanía no puedo ver ni los vídeos de youtube, pena…

Caruso era un cantante extraordinario, existen grabaciones de principios de siglo en las que se distingue, tras el inevitable ruido, una voz de una belleza y expresividad brutal.

Pavarotti también fue muy grande… y quien sabe si hubiera llegado a interesarme algún día por la ópera de no ser por los espectáculos de los tres tenores.

2 Javi excairota { 09.11.07 at 12:57 }

Buenísimo el post, gracias por la mención amigo 🙂

ALphaville no la he visto, así que ya tengo deberes para hacer… además tengo que ir a esa tienda que mencionas! La canción de Caruso me trae también recuerdos, magnifica la original y grandioso Pavarotti.

3 Cinemaspop, más que cine | Blogueo, luego existo { 12.01.08 at 01:12 }

[…] el año pasado hablaba de ella en estos términos cuando divagaba sobre Pavarotti, Carusso, el cine y el amor: Acabo de estar en una tienda impresionante, al menos para mi, fiel amante del séptimo arte (amor […]