Posts from — November 2005
Sighisoara (y segunda parte)
El sábado contamos con la baja de Sergio, que sufrió el sábado una especie de macrogastroenteritis de un dÃa, o cólico nefrÃtico o no se sabe muy bien qué, pero que lo tuvo cao todo el sábado en el hotel. AsÃ, sólo quedábamos dos valientes, Adrián y yo, para el segundo asalto a la ciudad. Como vemos en la imagen, Adrián estaba fuerte:
Ese entusiasmo inicial se enfrió un poco (miedo se llama) al ver el tributo de la ciudad a su hijo más insigne, Vlad Tepes. Vaya careto.
Seguimos paseando entre callejuelas encantadas. Discutiendo acerca de si era un sanguinario, un loco o un lÃder querido por su pueblo… tenemos de momento poco conocimiento acerca del tema, pero prometo un post sobre la verdadera historia del personaje originario de Drácula, si es que alguien la ha contado.
Un poco más arriba nos encontramos con la escalera del siglo XVI, construida para que los crÃos pudieran ir a la escuela sin problemas. Es ese tejadito blanco y estrecho que se ve ascender entre árboles.
Nos encaminamos a ella, cuando reparamos en una esquina un tanto original, por llamarla de alguna manera.
Desde dentro de la escalera, la visión que se tiene es del más puro estilo “Acorralado”. Se respira un aire tenso ahà dentro. Y los casi doscientos escalones (creo) tampoco colaboran mucho con los pulmones.
Pero una vez arriba, tenÃamos una vista del pueblo de muerte, nunca mejor dicho, ya que nos encontramos con un cementerio alemán increÃble. Antes, aproveché para hacerme una foto que es increiblemente original. Creo que nadie nunca se ha hecho una foto asÃ:
Y asà tampoco, poniendo a prueba la resolución de su cámara digital y haciendo el imbécil a la vez…
Cuandos nos acercábamos al cementerio, empecé a observar que a Adrián le temblaban las comisuras de los labios, se le enrrojecieron los ojos, las orejillas se le pusieron puntiagudas y por último, empezó a olfatear el aire hasta que dirigió su mirada hacia donde yo estaba. Fue entonces cuando pude observar sus colmillos y no tuve que pensar mucho para echar a correr. Tras unos metros me di la vuelta… ¡Mierda, que viene!
¡Oh no! ¡Ya está aquÃ! ¿Iré a acabar mis dÃas aquÃ, en una escarpada colina junto a un cementerio alemán en Transilvania? Pues va a ser que no… resultó que todo era una broma de Adrián, junto al medio centenar de setas del desayuno que me habÃa zampado.
El cementerio no tenÃa nada poco común, al revés, sólo que era el cementerio por antonomasia. El que uno se imagina que tiene que estar en un sitio como Transilvania. De muestra un botón.
Y otro…
Después de esta visita, y haciendo oidos sordos a lo que nuestras piernas nos aconsejaban, decidimos encaminarnos hacia la torre del reloj para visitarla, y desde ella tener una panorámica en condiciones del tema que te quema. ¿Qué fue lo que nos encontramos? Pues una adivinanza: a ver quién es capaz de decir los dos personajes de palo que hay en la siguiente imagen…
Estaba tirado, ¿no?
Por el otro lado de la torre vislumbramos a unos cuantos héroes anónimos que trabajando un domingo de noviembre con un frÃo brutal y ráfagas de viento considerables se ganaron mi aprecio y admiración, y de paso, un huequecito en esta “pérdida de tiempo” que es mi blog:
Estas caritas tenÃamos después de presenciar ese espectáculo…
Las figuritas que en el post anterior pudÃsteis ver junto al reloj de la torre, ahora vistas desde dentro. No preguntéis qué son lo que llevan en la chota.
Pues nada, disculpad la anarquÃa de este post y el anterior, pero el viaje ya me queda un poco lejano en el tiempo y no recuerdo todos los detalles que me gustarÃa para estructurarlo mejor.
De momento, y siguiendo la tónica habitual, os dejo los caretos a la vuelta; Adrián y Sergio:
Menda lerenda:
Y una foto que me relaja. Es mÃa, que conste…
Por último, pero no menos importante (de hecho lo pongo en B/N para los nostálgicos), un tributo a Lonely Planet, compañera inseparable de tantos viajeros anónimos…
MuchÃsimas felicidades a los Andrés, que hoy celebran la festividad de su patrón (los que lo celebren claro). Y a los que no da igual, pero tomaros una birra que es lo mejor que se ha inventado.
Escuchando (buena idea, TelAviv): “The house of the rising sun”, The Animals.
November 29, 2005 Comments Off on Sighisoara (y segunda parte)
Sighisoara (primera parte)
18 de noviembre de 2005. Sighisoara. Los Cárpatos, Transilvania, en el corazón de RumanÃa. Cara de felicidad que se le queda a uno cuando sale del tren y ve nevar por primera vez en su vida. Se puede apreciar alegrÃa sincera en la mirada del incauto… en agradecimiento a quien sea porque esto ha llegado el dÃa que cumple 25 años.
Buscando a sus compañeros de odisea, Sergio y Adrián, Adrián y Sergio, lo mismo da que da lo mismo… algo se percibe:
¡Qué foto más mÃtica! Los dos sujetos entre la neblina y los copos de nieve…
A continuación podéis ver una placa conmemorativa al “padre de Dracula”, Vlad Dracul. Casualmente el que luego se conocerÃa mundialmente como conde Drácula se llamaba Vlad Thepes.
GalerÃa en plan medieval…
Un tejado modelo contessa:
La torre del Reloj, monumento más emblemático de Sighisoara, data de 1648, y con 64 metros de altura domina la ciudad…
Paseando por esta fantástica ciudad se pueden ver casas muy auténticas…
Con unas vistas envidiables…
Tienes la sensación de que el tiempo no avanza.
En serio, es el tÃpico sitio en el que uno ubicarÃa al abuelo de Heidi, o al caballero de oro de Libra, lugares mágicos, contra los que el tiempo parece no tener efecto… (sin ellos)
La atmósfera tiene algo especial. El encanto de saber que estás “en casa de Drácula”… (con ellos)
Evocas todas las pelÃculas de miedo o terror que tratan de emular esa atmósfera, y te das cuenta de cuánta verdad encierra aquello de “la realidad supera con creces a la ficción”. Porque no es miedo ni terror lo que uno siente cuando ve esto…
Es algo más Ãntimo y primario…
Aunque siempre hay algún gracioso que tiene que dar la nota…
Sigue siendo insuficiente para neutralizar el efecto sedante que en el espÃritu tiene encontrarse por esas callejuelas… formar parte de ese sueño, de esa pesadilla…
Bueno, dejemos el toque tétrico… pasemos a la cantidad de cosas que a uno se le ocurre hacer cuando esté en la nieve y luego nunca hace. ¿O sÃ?. En primer lugar, hacerse la tÃpica foto que domine en lo máximo posible el pueblecito en cuestión convertido en un manto blanco…
Y luego esta serie que calificarÃa como “Lo que puede llegar a hacer el aburrimiento”:
“Lo que puede llegar a hacer el aburrimiento 2”:
“Lo que puede llegar a hacer el aburrimiento 3”:
“Lo que puede llegar a hacer el aburrimiento 4”:
“Lo que puede llegar a hacer el aburrimiento 5”:
“Lo que puede llegar a hacer el aburrimiento 6”:
Y se acabó este post, dejando en el ecuador mis vivencias en Sighisoara:
November 25, 2005 Comments Off on Sighisoara (primera parte)
Cenita de cumpleaños…
Nunca me ha gustado liarla muy parda en el dÃa de mi cumpleaños. Es más, me parece detestable que se trate de celebrar ese dÃa metiendo en un berenjenal a la gente. AsÃ, si hago algo trato de invitar en la medida de lo posible, o si no me conformo con algo sencillito. Y por supuesto no me enfado si alguien no puede ir por lo que sea. Son mis reglas del juego. Creo que es un dÃa para celebrar, no para enhuertar ni echar cosas en cara…
AsÃ, y con la inestimable ayuda de Ana Dimitriu, invité a una serie de amiguetes a una cena tranquilota en un restaurante tÃpico rumano, Burevista. Entre pitos y flautas al final recibà algunos regalos, todos de chicas rumanas que hemos conocido como intercambios en el Instituto Cervantes. Desde aquà mi agradecimiento.
La cenita tuvo lugar el jueves 17 de noviembre, aunque mi cumpleaños fue el viernes 18. Os dejo algunas fotos de aquella noche… Diana, Adrián y Sergio:
Adrián y Sergio:
Sergio y Roxana alias “ay diosito”…
Mihaela, Ramón, Ana Carnal (española) y Ana Dimitriu (rumana)… es para distinguirlas:
Luego fuimos a la mÃtica teterÃa que habÃamos visitado con los becarios de SofÃa. Ahà quedan algunos recuerdos… una foto muy bonita a mi entender, de Ramón yRoxana (amigos para siempre):
La cachimborra de marras…
En la Oficina:
Al dÃa siguiente, ya 18 de noviembre, Sergio y Ana trajeron a la oficina unos pastelitos en mi honor, lo cual les agradezco enormemente (sólo somos 6 becarios)…
Además vinieron todos a la oficina con sus mejores galas, como podéis ver… Sergio:
Ana:
Silvia, Adrián, y parte de Ana:
El cumpleañeros:
Y falta Laura pero no tengo foto suya a la vista, en cualquier caso tengo un post pendiente sobre las dos becarias de cámaras que todavÃa no he presentado formalmente. Estoy esperando a su marcha, ya próxima en el tiempo… pero esa es ya otra historia.
Mañana os conduciré al corazón de Transilvania, la ciudad medieval mejor conservada de Europa, Sighisoara…
November 23, 2005 Comments Off on Cenita de cumpleaños…
Visita de los becarios de SofÃa (y tercera parte)
Y otros, simple y llanamente, luchaban por pasárselo lo mejor posible…
Una vez en la planta baja, y con la inestimable ayuda y compañÃa de unas amigas autóctonas, nos pegamos un bailoteo y echamos un par de birritas. Vaya cara de agobiao que tiene Adrián…
De vez en cuando habÃa que ir a repostar, si no que se lo pregunten a Fran, “a dos manos”:
Después de la tempestad vino la calma, y con ella unos magnÃficos FORNETTI, para recuperar fuerzas y energÃas.
El alcohol habÃa hecho estragos, como se puede apreciar claramente:
¿Qué decir de esto?
Y nada, después de una magnÃfica noche, nos fuimos a dormir. ¿O no?
Espero que vosotros, Pablo, Elena, Fran y Armando pasáseis un buen fin de semana en vuestra excursión rumana… para nosotros fue un placer.
November 22, 2005 Comments Off on Visita de los becarios de SofÃa (y tercera parte)
Un cuarto de siglo
Esa es la edad que tendré dentro de unas cinco horas y media (16:00 de la tarde hora española), aunque “oficialmente” ya la tengo. 18 de noviembre de 1980, fecha de infausto recuerdo, fecha en la que vine al mundo… ¿qué sucedió tal dÃa, aparte de mi llegada a este valle de lágrimas?. La red de redes nos permite indagar (más).
Pasaron cosas interesantes en tal dÃa como hoy hace X años… pero para mi el más importante fue el de 1980, en el que el cuarto vástago de Juan y Virginia vino al mundo en el hospital Virgen del RocÃo, en Sevilla. Le pusieron de nombre Juan, por el padre, y Jesús, porque era el que querÃa la madre. De tanto discutir:
– Juan. – Propuso el padre.
– Ni hablar, se llamará Jesús. – Repuso la madre.
– ¡Juan!.
– ¡Jesús!.
Y quedó a medias, claro, Juan Jesús. Nombre que a mi particularmente me gusta escrito pero no cómo suena. En cualquier caso es curioso: lleva el mismo orden que ellos… primero vino Juan, después Jesús…
En cualquier caso poco después la tercera hija de la familia, cronológicamente y en género, se cargó el invento balbuceando algo asà como “guanllu”, “vanju”, o, como elegà escribirlo cuando tuve uso de lapicero, “Banyú” (ya con mayúsculas). Con el paso de los años descubrà que Banyú es como los japoneses llaman a los playboys nocturnos, además de una empresa farmaceutica por aquellos lares. Cosas del léxico nipón…
Y con el paso de los años ese niño creció.
Ese niño que sangraba tocándose la nariz mientras hacÃa cola para entrar en clase de prescolar (y lloraba).
Ese niño que se orinaba en el chándal celeste porque le daba vergüenza ir al baño (y lloraba).
Ese niño que siempre se tomaba demasiado a pecho lo que le mandaban en el cole (si no lo hacÃa bien lloraba) hasta que veÃa un balón (y reÃa jugando al fútbol a todas horas).
Ese niño que nunca olvidará ninguna mañana de Reyes, en especial una en la que los Reyes Magos le trajeron una equipación completa del Sevilla FC con el número 10… número que lucÃa un tal Polster… (y seguÃa riendo y jugando al fútbol a todas horas).
Ese niño callejero que no paraba un minuto en casa, que hacÃa cabañas y hogueras, que hacÃa la vida imposible a los demás niños del barrio, y le tocaba el culete a las niñas (ya lloraba menos, evidentemente; más bien hacÃa llorar).
Ese niño rebelde que querÃa ser hombre antes de tiempo, punta de lanza del grupúsculo de amigos que conformaba su vida, y no dudaba hacer lo que fuera para ser más que el de al lado (y se equivocaba).
Ese niño estudiante que creÃa que serÃa el primero de su clase siempre haciendo lo mÃnimo (y seguÃa equivocándose).
Ese niñato que jugó con fuego y se quemó (qué errores).
Ese niñato jugando a ser niño de nuevo pero sin quererlo realmente, que jugó con personas y quemó a quienes más le habÃan ayudado (qué cabrón).
Creció… creció demasiado deprisa (como todos, ¿no?).
Y hoy quiere compartir todo lo bien que se siente con todos vosotros, los que dedicáis siquiera tres minutos de vez en cuando a leer estas lÃneas, y les dáis sentido. Todo el agradecimiento que puede. A todo y a todos. DÃa feliz. Momento cumbre. Hoy tengo el alma grande. Y quisiera que todos la pudiéseis tener conmigo…
A vivir…
November 18, 2005 15 comentarios