De luces, imperios, miradas, olores… de Estambul (primera parte…)
Considero que viajar es una de las actividades que más contribuyen al crecimiento de una persona; de una forma radical diría yo. Abre la mente, da perspectiva, eleva el entendimiento, aporta información sobre este complejo mosaico que es el mundo y la humanidad. Complejísimo y trivial a la vez. Tan abstracto a veces, tan cercano otras… el desafío está ahí, y siempre me he sentido fuerte ante el mismo. Tengo tiempo y no tengo prisa. Como diría Silvio: “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”.
Europa, salvando los países escandinavos y algunos del este (por el momento) la he recorrido exhaustivamente. Pero hasta este año, siempre lo había hecho en verano. En Semana Santa nunca había salido de Sevilla, en 25 años. Y es que me considero un privilegiado, sin ánimo de parecer un cateto. Las estampas que las tradiciones (hacia las que siento un respeto enorme, sean de donde sean y consistan en lo que consistan) dejan en el ambiente olor a azahar de la semana grande sevillana forman parte de mi mismo y de la pequeña pieza que mi persona aporta al mosaico global. Y me siento orgulloso de ello. Pero extrañamente, y habida cuenta de los acontecimientos que han tenido lugar últimamente en mi vida, no me encontraba motivado para volver a España en Semana Santa. Decidí probar nuevas experiencias y lugares. Y con otros compañeros de viaje. Las becas Icex son una oportunidad magnífica para esto. Hacen extraños y sorpresivos compañeros de viaje, y acercan destinos que uno antes sólo podía plantearse visitar haciendo uso del típico paquete de agencia de viajes, metido en un tubo cuya dirección y sentido no gobierna.
No fue éste el caso. En compañía de Mirja, becaria en Viena que conocí en Budapest, me dispuse a conocer Estambul desde el Jueves Santo hasta el martes siguiente. Allí nos encontraríamos con más “correligionarios”: Mario, Desmond y Belén, de Ankara. Samuel, de París. Varios del Gobierno Vasco, provenientes de distintas oficinas comerciales. José Manuel, un español que trabaja en Rumanía, con Roxana, una amiga. Al final no pudimos verlos / conocerlos a todos, porque el tiempo y el espacio son finitos (afortunadamente, por cierto) para las personas.
Una luz cualquiera de Estambul
La perspectiva de salir de Europa (aunque fuera anecdóticamente) también aderezaba el viaje. Y es que Estambul es, por definición, una ciudad dual, con un pie en Europa y otro en Asia. Representa perfectamente la realidad de un pueblo, el turco, que pasó en el siglo pasado, de la mano de Atatürk, del régimen teocrático del Imperio Otomano a la “democracia centralizada” (llamémosla así) y laica con la que se pretende introducir a marchas forzadas en la maquinaria de vida occidental. Los contrastes originados por esta situación son perfectamente visibles, y admirables. Caminar por cualquier calle en Estambul equivale a sentirse a veces en cualquier páis musulmán y otras en cualquier ciudad occidental “desarrollada”.
Las parabólicas conviven con los minaretes en perfecta armonía
El emperador que introdujo el cristianismo en el Imperio Romano, Constantino, dio nombre a esta ciudad en otros tiempos. En palabras extraídas de Wikipedia:
“La estratégica posición de Bizancio atrajo al emperador romano Constantino I el Grande, quien en el año 330, refundó la ciudad como Nova Roma o Constantinopolis en su honor (Constantinopla, en griego: Konstantinoupolis, Κωνσταντινούπολη o Κωνσταντινούπολις) después de la leyenda que decía que un sueño profético había identificado la posición de la ciudad. El nombre de Nova Roma nunca se empleó con frecuencia. El Imperio Romano de Oriente, que tuvo su capital en Constantinopla desde entonces y hasta 1453, a menudo ha sido llamado Imperio Bizantino o Bizancio por eruditos modernos, sin olvidar que fue heredero directo del Imperio Romano.”
Lo que antaño fueron iglesias y templos de otras confesiones paganas (respetadas por Constantino, que nunca se declaró cristiano a si mismo), dieron paso con el tiempo a mezquitas. Exactamente al contrario que en Andalucía. Qué curioso.
Desayunos en la terraza, entre sueños marineros
La Mezquita Azul, o Mezquita del Sultán Ahmed (en turco Sultanahmet Camii) fue construída frente a Santa Sofía (la iglesia de la Divina Sabiduría) en un intento de demostrar que los arquitectos y constructores musulmanes eran capaces de igualar e incluso superar lo conseguido por los cristianos anteriormente. Yo, por mi parte, aunque no comparto sus motivaciones, lo agradezco.
Vista frontal de la Mezquita Azul
Se da la circunstancia, además, de que esta mezquita estaba junto al hostal, y a la vuelta, por la noche, cansados, somnolientos, soñadores, la visión de las cúpulas y los minaretes iluminados espectacularmente daba pie a sumergirse en otros mundos…
Arco principal de la entrada a la mezquita
El arquitecto encargado de construirla recibió orden de no reparar en gastos hasta construir la mezquita más espectacular del mundo islámico. Se la conoce con el nombre de Mezquita Azul por unos azulejos que tenía en su interior, de este color. Hoy día no los conserva, y el visitante suele confundir el motivo de tal nombre con el color de las cúpulas, que si bien son grises, en un día de sol intenso pueden parecer azules.
Lonely Planet y yo esperando al final de la oración para poder entrar
No fue este arquitecto, sin embargo, el gran Sinan, conocido por haber construido más de 500 edificios durante 55 años al servicio de 3 sultanes distintos, en el puesto de gran arquitecto jefe del Imperio Otomano. Interesante vida, sin duda.
Absorto con la caída de Constantinopla y las argucias del Sultán Mehmet
Cada vez que pienso en la influencia que esta ciudad ha tenido en el curso de la humanidad… Para que os hagáis una idea, la caída de Constantinopla de mano de los otomanos en 1453 dio por cerrada la principal vía de comercio terrestre entre oriente y occidente. Fue por este motivo que las naciones occidentales aceleraron sus intentos marítimos de abordar la India. España y Portugal, que hasta ese momento no habían sido nadie en el panorama internacional, se convirtieron en las nacionas más poderosas de la Tierra en los dos siglos venideros, dada su privilegiada situación a orillas del océano atlántico y el arrojo que demostraron explorando donde antes nadie había osado hacerlo. Lo que vino después es otra historia… y no soy el más indicado para contarla.
Intercambio de Lonely y cámara
Hacía pocas fechas comentaba a mis homólogos en países como Túnez, Egipto o Israel que me habían hecho sentir ganas de visitar una mezquita en activo, cosa que nunca había hecho. En Estambul he tenido una sobredosis de mezquitas que no me ha dejado indiferente.
El interior de las mezquitas de Estambul es sobrecogedoramente monumental
De la Mezquita Azul nos dirigimos a Santa Sofía, Hagia Sofía (del griego) o Aya Sofía (del turco). La historia de este templo bien merece una reseña. Actualmente es un museo, y se encuentra en fase de restauración, lo que lo afea un tanto en su interior (tiene una enorme grúa bajo la cúpula). Considerada desde antiguo como la octava maravilla del mundo, su pérdida fue largamente lamentada por la Iglesia Ortodoxa Griega. Nada más imponerse la religión cristiana en el Imperio Romano, y tras la muerte de Constantino I el Grande y la posterior división del Imperio en dos, se construyó la primera iglesia en el lugar que hoy ocupa Santa Sofía. Ardió, y en el siglo VI Justiniano I ordenó construir otra en su lugar a los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. En el 637, cuando se terminó, cuentan que Justiniano exclamó, orgulloso: “Salomón, te he superado”, en referencia al Templo de Salomón, en Jerusalén.
Orgullosas lucen reminiscencias cristianas en Santa Sofía
También está considerada como la obra maestra de la arquitectura bizantina. La cúpula es realmente impresionante (se cayó una vez durante su construcción y hubo de ser reconstruida), con una altura de 56 metros y un diámetro de 31 metros. Brutal.
Fue una mezquita, también se deja notar
Cuentan las lenguas antiguas que una vez terminado el sitio de Constantinopla, gran parte de la comunidad cristiana se refugió aquí esperando un milagro que nunca llegó. Cuando los otomanos entraron en Santa Sofía, los varones fueron degollados y las mujeres apresadas…
Introduces el pulgar, si lo sacas húmedo se te cumplirá un deseo. Yo lo saqué sequerón.
Convirtieron posteriormente la iglesia en mezquita, aunque como ya hemos visto no se conformaron con eso sino que construyeron la Mezquita Azul. La sombra de Santa Sofía es demasiado alargada. Su historia, mágica…
Mirja posando junto al lugar para el Wudu a la salida de Santa Sofía
Una de las cosas que más me ha sorprendido de Estambul es la cantidad de té que se consume. De hecho, se dice que Turquía es el país del mundo en el que más té se toma. Y visto lo visto, no me extraña en absoluto. Además, el tiempo acompañó la mayoría del viaje, y las terracitas en las que sentarse y fumarse un buen nargile abundan, así que la cosa estaba clara…
Tostándome un poco. Esa tardecita cogí color.
Y no fui el único
Escuchando: “Caruso – Lucio Dalla”.
Santoral: Marcos.
Cumpleaños: Al Pacino (66). Johan Cruyff (59).
Efemérides:
Iom Hashoá – Día del holocausto – En este día se recuerda a los 6.000.000 de judíos y a todas las personas muertas durante el Holocausto.
1707 – El ejército Borbón derrota un ejército aliado austríaco en la Batalla de Almansa durante la Guerra de Sucesión española
1719 – Se publica la novela Robinson Crusoe de Daniel Defoe.
1859 – Inicio de la construcción del Canal de Suez.
1898 – Estados Unidos declara la guerra a España tras el hundimiento del USS Maine en la bahía de La Habana (Cuba).
1926 – Se estrena la obra Turandot, de Giacomo Puccini en el Teatro de La Scala.
1974 – Revolución de los Claveles en Portugal: movimiento militar pone fin al régimen fascista implantado por Antonio de Oliveira Salazar en los años 20 y continuado por Marcelo Caetano.
1998 – Desastre en Aznalcóllar en España: Rotura de una balsa de residuos en la localidad sevillana de Aznalcóllar provocando contaminación de acuíferos y entornos naturales.
April 25, 2006 9 comentarios