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Suceava (…y tercera parte)

Pasaron cosas muy graciosas durante la visita a los monasterios. Tuvimos ocasión de sentir la naturaleza en su estado más puro. Hicimos interacciones difíciles de olvidar, con ella. Por ejemplo: estaba hablando con alguien en el exterior de uno de los monasterios (no recuerdo con quién era), y percibí un buen abejorro cerquita de mi careto. Me asusté bastante (todo lo que es más pequeño que yo y se mueva más rápido me da miedo, y si emite zumbidos ya ni te cuento), y le pegué un manotazo. Desapareció. Pensé que se había ido con la música a otra parte. Nosotros seguimos con nuestra excursión. Una hora y media después, mientras íbamos en el coche camino de otro pueblo, de otro lugar, de otro monasterio, y mientras me encontraba cómodamente instalado en el centro del confortable asiento trasero del Opel Zafira, noté un cosquilleo en la mano y al mirármela vi a mi amigo abejorro saliendo por la manga de mi chaquetón. Una sensación de pánico unida a la comprensión de que el bicharraco llevaba todo ese tiempo vagando por mi interior se apoderó de mi en forma de sudores fríos y de la erección de todo el vello del que dispone mi superficie corporal, así como unas ganas tremendas de golpear todo lo que se movía y salir disparado por un agujero en el techo del vehículo. Como pude, le corté la vida a golpes y pisotones. Pero aún así siguió conservando su oronda figura para posar para todos vosotros.

Una vaca con alas pintada de negro y amarillo estuvo dentro de mi

Luego paramos a comer en un lugar en el que hacía un frío polar. Sólo puedo recordar eso y la Ciorba de Burta (o sopa de tripas) que me pimplé con sumo gusto. A la salida vimos una escena muy bonita. ¿Quién dijo que los animales no podían sentir la necesidad de ayudar a los demás?. Por lo visto, un sapito se había roto una patita, y otro lo remolcaba al sapospital más próximo. Fue una escena tan memorable que tuvimos que inmortalizarla.

Solidaridad animal… hoy por ti, mañana por mi

La verdad es que los campos estaba preciosos. Disfrutamos bastante del viajecito en coche, y de esas pinturas que hacían que te evadieses por unos instantes.

Los turistas asediaban los monasterios, como moscas…

Y, finalmente, tras una larga conversación, no con el chico que nos había llevado durante todo el día, sino con el guía “lonely planet recommended”, Florian. Un tío francamente interesante. Con 26 años, tenía su propio negocio, hablaba varios idiomas, había viajado bastante y tenía una idea bastante aproximada a la que yo me había forjado de la realidad rumana.

Abriendo caminos

Quizás un poco más pesimista que la mía. Pero claro, normal… yo pude ver una naranja antes de los 12 años, y chocolate antes de los 15. El dinero que había en mi casa servía para comprar, no como el de la suya. Y a mi padre nunca han venido a detenerlo varias veces en mitad de la noche por hablar un idioma distinto…

Dedicada a mi amigo Javier Duro

Fue, al menos para mi, una de esas conversaciones en las que coges cariño a una persona, no porque te caiga mejor o peor, sino porque se gana tu admiración. Admiras la entereza con la que ha afrontado su vida, que ha sido bastante dura. Admiras sus opiniones, bien argumentadas. Admiras su capacidad de escuchar, a quien quiera hablar y argumentar. Un buen tío, sí señor.

(no comment)

Esa noche nos invitó a acompañarle junto a su novia, al chico que nos había llevado por los monasterios y la que era su novia o su madre (no sabría qué decir), a las celebraciones litúrgicas que tenían lugar en uno de los monasterios, esta vez en el centro de la ciudad de Suceava.

Cocoliso jugando en el tren, qué graciosa

Fuimos allí, a pesar de la lluvia. Y fue un punto, la verdad. Cada uno con una vela en la mano, que te encendían de una que sacaba el sacerdote de la iglesia en un momento determinado. Estaba todo el mundo en la calle, en la iglesia no cabía la peña. Simbolizaba la venida del Espíritu Santo, creo, pero no estoy seguro. Los ritos ortodoxos son distintos a los católicos.

Me encanta viajar en tren… me transporta a otros mundos…

De ahí a la cama, que había que descansar. Fue un día muy completo. Al día siguiente, en la estación de tren, mientras esperábamos el que había de llevarnos a Bucarest, pudimos ver muchas estampas que nunca olvidaré. Son las personas, sus miradas, las que hacen de este país algo único. Al menos para mi.

Todavía no ha llegado su tren

A ver cuándo ellos mismos se lo creen.

¿Y él?, ¿esperará un tren?… ¿qué esperará?
Escuchando: “Strawberry fields forever – The Beatles”.
Santoral: Gema Galgani.
Efemérides:
1703 – Se inicia la construcción de San Petersburgo.
1825 – Simón Bolívar crea la República de Bolivia.
1920 – En Roma, el Papa Benedicto XV canoniza a Juana de Arco como santa.
1929 – En Hollywood, California se entregan los primeros Premios de la Academia de Cine.
1933 – Franklin Roosevelt, presidente de los EE.UU. propone un pacto universal de no agresión.
1969 – Programa Venera: Venera 5, un vehículo de pruebas soviético, aterriza en Venus.
1975 – Junko Tabei se convierte en la primera mujer en alcanzar la cima del Everest.
1988 – Un infome de C. Everett Koop establece que las propiedades adictivas de la nicotina son similares a las de la heroína y la cocaína.
1989 – China y la URSS restablecen relaciones diplomáticas.

May 16, 2006   Comments Off on Suceava (…y tercera parte)