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Furia en Rumanía (segunda parte…)

El sábado nos levantamos tempranito, y nos fuimos a la estación de trenes principal de Bucarest, la Gara de Nord, para comenzar el que a la postre iba a ser uno de los viajes más duros, física y psicológicamente, de mi vida.

Con Óscar e Iban en un plaza de Tulcea

Cogimos un tren para Constanta, el principal núcleo urbano de la costa del mar Negro rumana, del que ya os he escrito con anterioridad. Unas cuatro horas tardamos en llegar.

Posando, pero para que se viera la caravana del fondo, ejem, ejem…

Una vez allí, pretendíamos llegar a Tulcea, ciudad de partida de la mayoría de las excursiones por el delta del Danubio, en autobús. No era posible, por lo que pudimos entender a los autóctonos. Tuvimos que coger un maxitaxi hasta otra zona de Constanta, en la que podríamos coger otro maxitaxi hacia Tulcea.

David, junto a una estatua de Mircea cel Batran (creo recordar)

Efectivamente así hicimos, y después de una rápida negociación con el chófer del segundo maxitaxi, que nos hizo una rebajita, lo cogimos para que nos llevara a Tulcea. Creo que ha sido una de las decisiones de las que más me he arrepentido en mi vida.

Nada como un cafetito mañanero en cubierta

No sólo porque cogió por un camino en el que se tarda una hora y media más de lo habitual, sino porque el calor existente en el interior del vehículo y la velocidad y adelantamientos que el sujeto realizaba te quitaban las ganas de ver ni oir nada. Era francamente peligroso ir allí dentro.

Capitanes ampliamente respetados

Se me hizo (a mi al menos) eterno el viaje. Y menos mal que yo iba con Óscar en la parte trasera de la furgoneta. David e Iban se situaron en la primera línea de asientos, y no sé cómo pudieron estar todo el viaje sin dar algún grito. Yo le hubiera dado una buena colleja al chófer en un par de momentos, si lo hubiera tenido cerca. Será que me estoy haciendo mayor, pero lo pasé francamente mal.

Jugándose la vida por su tripulación

Una vez llegados a Tulcea, y después de un par de gestiones llevadas felizmente a cabo por el incombustible gallego con el que comparto piso, conseguimos una cita con el patrón de un barquito para aclarar los términos de una posible excursión por el delta para el día siguiente.

Haciendo el necio

No sólo nos gustó el precio, el barquito y la duración, sino que nos aconsejó un lugar para pasar la noche mejor que el que habíamos pensado previamente. El lugar en cuestión era otro barco, en el puerto de Tulcea.

Yo soy del sur, tú eres del norte, no hablamos el
mismo idioma pero haremos que no importe

Tanto David como Óscar e Iban decidieron dar una vuelta por Tulcea. Yo, sabedor de que mi cuerpo tiene sus límites, y de que lo bueno llegaría a la mañana siguiente, me fui a mi cama flotante. Creo que ha sido uno de los tres o cuatro días que más temprano me he acostado en mi vida. Serían las 21:00 o 21:30.

De cómo lleva la gorra un capitán y cómo un pensionista

A la mañana siguiente fuimos de compras y nos montamos en el barquito de nuestro patrón. La verdad es que se notaba que llevaba un tiempecito dedicado a los turistas idiotizados como nosotros.

Agárrate a lo que puedas, que vienen curvas

Nada más llegar nos dio un par de gorritas blancas de la Marina Militar rumana, y en plan marineritos de Primera Comunión fuimos rotándolas para hacernos fotos. Nos preparó, asimismo un cafetito a cada uno, e incluso dejó a David pilotar la nave. En un momento dado, incluso, vino a decirnos que no había quien lo quitara del timón.

¡¡Acabo de ver un cerdo blanco!! (esto fue verídico)

Salimos sobre las 8:30 de la mañana. Era una gozada estar tan temprano en cubierta, adentrándonos en el delta del Danubio… siempre he dicho que en otra vida fui marinero.

Casetilla del guarda forestal

La compañía también ayudaba. Creo que no puedo citar tres personas más apacibles en el trato que aquellas con quienes disfrutaba de la excursión. Anticonflicto es la palabra que mejor define la convivencia con ellos. Gracias por todo.

Un par de ¿cisnes?

De un sitio para otro del barco. Saboreando un cafelito. Fumando un cigarrito. Mirando por los prismáticos. Escuchando el sonido de la naturaleza (lo que el motor de la chalupa nos dejaba). Tumbado al sol, “haciendo la fotosíntesis”…

Qué paz…


Escuchando: “Humor amarillo – Señor Chinarro”.
Santoral: Nazario, Celso.
Efemérides:
1821 – José de San Martín proclama la Independencia del Perú.
1858 – Se usa por primera vez la huella digital como método de identificación.
1868 – Contraen matrimonio el futuro rey Federico VIII de Dinamarca y la princesa Luisa de Suecia.
1914 – El Imperio Austrohúngaro declara la guerra al reino de Serbia, dando inicio a la Primera Guerra Mundial.
1957 – México: Un sismo de 7.7º en la escala de Richter y epicentro en Acapulco, Guerrero causa grandes daños en la Ciudad de México entre otros la caída del Ángel de la Independencia.
2005 – Presentación en público del avión Honda HA-420 HondaJet.

July 28, 2006   Comments Off on Furia en Rumanía (segunda parte…)