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Antonio Puerta, Guardián de Nervión de Honor
Sábado 25 de agosto de 2007, 22:55 horas, aeropuerto de Barajas, terminal 4, cinta de equipajes del vuelo 6101 de Lisboa.
Espero mi maleta con impaciencia. Tengo ganas de llegar a casa. Regreso de pasar casi una semana con mi hermana Elena, mi cuñado Nacho, y mis dos maravillosos sobrinos de dos añitos y cinco meses, Nacho y Pedro.
Le doy un toque a mi padre, para que me llame; quiero saber cómo va el Sevilla. Joder, no me llama. Qué impaciencia. Voy a llamar a mi amigo Tole, otro seguro de vida en cuanto a resultados del Sevilla en directo, sobre todo cuando juega en casa, ya que es socio y no falta salvo causa de fuerza mayor a ningún partido de nuestro Sevilla FC. Va 1-1, el Getafe tiene dos expulsados, parece que sin discusión. Es previsible que en la segunda parte el Sevilla remonte. “Te llamo al final del partido para saber cómo ha terminado”.
Ahà viene mi maleta. La recojo de la cinta. Me encamino al metro. Entro en el metro de la lÃnea 8, estación inicial, terminal 4. Vibra el móvil, “mi padre”, pienso. Efectivamente. “Papá, estoy en el metro, ya he llegado a Madrid, todo bien, ¿1-1 vamos, no?”. “SÃ, ¿sabes lo que le ha pasado a Puerta?”, “No, ¿qué le ha pasado?”, “ha caÃdo en redondo, luego se ha recuperado y se ha ido a los vestuarios por su propio pie, pero parece que se ha vuelto a desmayar y se lo han llevado al hospital. Parece algo de corazón”, “joder, esperemos que no sea nada, papá, esto se corta, ¿papá, papá?”. Cuelgo.
En otra parada con cobertura, algo más adelante, me llega un mensaje de llamada perdida de mi padre. Llamo a Tole, para comentarle lo de Puerta. Me comenta que ya vamos ganado 3-1, y que sÃ, que vieron a Puerta irse al vestuario por su propio pie, tras desmayarse, pero que no parecÃa grave (él tiene su localidad en Fondo, cerca de Gol Norte, Puerta se desplomó cerca de Gol Sur, hacia Preferencia). Se corta.
Llego a casa. Leo las noticias en Internet. Veo la caÃda de Puerta y las imágenes del gran Drago y el médico del Sevilla reanimándolo. Primera impresión después de darle vueltas a los foros y leer sobre casos parecidos: si no muere en el terreno de juego o la primera noche, tiene mucho ganado. Esperemos.
Dos dÃas y medio después, Antonio Puerta fallece en el hospital Virgen del Rocio. El óbito coincide en el tiempo con el de un gran columnista, Francisco Umbral. Con el de un ascensorista en Madrid, en Ciudad Lineal, muy cerquita de donde trabajo, de lunes a viernes. Con tantas y tantas otras muertes que se producen cada dÃa. Mis condolencias para todos los familiares de quienes han perdido un ser querido en el dÃa de hoy. Pero hoy mi corazón, mi alma, está monopolizada por ese muchacho con look de mosquetero, por ese chaval que creció dándole patadas a una pelota en el sevillano barrio de Nervión, el mismo corazón latente del Sevillismo.
La muerte de Puerta no es, no puede ser una muerte más para mi. Desde la estadÃstica, se va una persona, un español, un sevillano. Uno de tantos. Desde el Sevillismo, se va el único Guardián de Nervión viviente que tenÃamos. Lo explicaré un poco más adelante. Tengan paciencia.
Hace poco le pedÃa permiso a mi amigo Quique, un crack de la edición de vÃdeos en clave sevillista, sabedor como pocos de dónde está nuestra fibra sensible, para colgar en mi blog su último vÃdeo sobre nuestro equipo, titulado “Los Guardianes de Nervión”. Él me comentó que, “¿cómo no?”, podÃa hacer el uso que estimase conveniente del mismo. Le dije que lo usarÃa próximamente, y me guardé la fecha para mi, para darle más intriga. TenÃa claro que lo colgarÃa para despedirme de ustedes antes de hacer la maleta hacia Mónaco, donde tendré el enorme orgullo de animar a nuestro equipo el próximo viernes en la final de la Supercopa de Europa ante el Milán. Lo que nunca, ni en la peor de mis pesadillas imaginé, es que ese post no lo escribirÃa el jueves 30 de agosto, sino el martes 28, y no para despedirme de ustedes, sino para decirle hasta luego a un chaval lleno de vida, y que tanta felicidad nos ha traÃdo a los sevillistas. Pensaba que ese vÃdeo provocarÃa ciertas emociones a las personas no sevillistas que lo vieran colgado en mi blog, y les harÃa sentir cierta simpatÃa hacia nuestro Sevilla, en el caso de no sentir nuestros colores, y asà nos apoyaran en el partido contra el Milán. No pensaba que serÃa el mejor homenaje para la entrada en el tercer anillo, como Guardián de Nervión de Honor, del que se ha convertido por derecho propio en leyenda viva (sÃ, viva, siempre en nuestros corazones) del Sevillismo. Son diez minutos, luego sigan leyendo por favor… si no pueden ver el vÃdeo entero, no se pierdan el fragmento que va desde 3’14” hasta 3’46”:
Ahora lo sabemos. Quique, tenÃas toda la razón. Tus palabras, tu poesÃa, tu vÃdeo, fueron proféticos. El tercer anillo, los Guardianes de Nervión, le dieron a Antonio la llave de la Puerta de la Gloria. Él era su Guardián aquà abajo. Él la abrió para todos nosotros.
Hace ya algún tiempo traté de explicar, no sé con qué éxito, cómo se pueden llegar a sentir tantas cosas por un equipo de fútbol, por un escudo, una bandera, unos colores. Cómo se forma la identidad de un Club, su idiosincrasia, y cómo puede llegar a sentir una afición. Lo hice desde mi Sevillismo, pero tratando de respetar a todos los que no sienten como yo, y comprendiendo que el grado de disfrute y sufrimiento no depende del equipo que uno lleve dentro del pecho.
Pero déjenme decirles una cosa. Ser sevillista antes del 27 de abril de 2006 no era fácil. Gastarse “un dinero” un año sà y otro también en sacarse el abono, en comprarse camisetas… llevar la cabeza bien alta todos los lunes, o los jueves, defender lo nuestro, con la palabra, con los actos… con una pelota en los pies, ¿por qué no?. No era fácil. Y les diré por qué. Porque el último tÃtulo que habÃa ganado nuestro equipo databa del año 1948. Ese año, por ejemplo, nació mi padre. Él, que me inculcó un sentimiento heredado de mi abuelo, nunca vivió ningún éxito. Ninguno. Él se habÃa cansado de pagar su abono, como tantos otros. Yo lo hacÃa cuando podÃa. Y cuando él querÃa (gracias, papá, ya que estamos). Los tres años que he vivido al Sevilla FC en segunda división no falté a ningún partido en la grada baja de Gol Norte. El club habÃa vivido demasiados años con alma de ganador encerrada en un cuerpo que hincaba la rodilla cada vez que se acercaba a la Puerta de la Gloria. Nadie parecÃa recordar una final que no fuera la del Carranza o el Colombino (con todos mis respetos, por otra parte, para estos trofeos de tan importante tradición).
27 de abril de 2006. RumanÃa. Bucarest. Bulevar Dacia. Casino Dacia.
Decenas de pantallas muestran un partido: Middlesbrough – Steaua de Bucarest. Cientos de seguidores rumanos arrasan fotogramas con sus miradas ansiosas. Quieren que termine el partido. Su equipo está a punto de clasificarse para la final de la copa de la Uefa’06. En ese momento entran dos jóvenes, uno con una camiseta roja del Steaua, otra con una camiseta blanca del Sevilla. Algunas miradas, muy pocas. La atención se focaliza en las decenas de monitores que retransmiten el partido del equipo rumano. Los dos jóvenes localizan un monitor que arroja imágenes distintas. Es otro estadio, otra ciudad, otro ambiente, distinto. Se trata de la otra semifinal de la Uefa, Sevilla – Schalke 04. Sólo un monitor para ella. Sólo dos espectadores. Ambos, inquietos, uno mucho más que el otro, siguen con atención las evoluciones de los españoles y germanos. De repente, gritos, conmoción, lágrimas a su alrededor. El equipo inglés ha marcado, los rumanos están fuera de la gran final. Termina su partido. MuchÃsimas lágrimas, nuestros dos amigos se dejan llevar también por la tristeza. Uno de ellos tiene absoluto pánico. El de la camiseta blanca. En su pecho, un escudo, el del Sevilla. Un poco más adentro, un corazón, encogido, esperando para saltar de alegrÃa, o para volver a ordenar a la rodilla derecha el “cuerpo a tierra”. El casino se va vaciando. Los monitores se invierten. Ahora todos menos uno muestran las imágenes de lo que ocurre en Sevilla. El partido termina, el resultado, 0-0. El mismo que el de la ida en Alemania. Irán a la prórroga. Cambiamos de pantalla, nos vamos a una más grande. El partido es de alta tensión. El cansancio se empieza a dejar sentir. Los nervios, cada vez más. Puede pasar cualquier cosa, pero parece que el Sevilla aprieta un poco más. Entonces…
“Alves se apoya otra vez en Navas, banda derecha para el chaval de Los Palacios, la va a poner, la pone dentro del área, ahà está, ahà está Puertaaaaaaaaa…”
En el tercer anillo se esbozan muchas sonrisas, ya saben lo que va a pasar, el Guardián de Nervión de Honor va a abrir la Puerta de la Gloria… en la temporada en que estrenábamos nuestra condición de equipo centenario, ¿podÃa ser en algún otro minuto que en el 100?:
No creo en las casualidades. Ni ahora, ni entonces. Nunca lo he hecho. Sigo con nuestros dos amigos…
Los dos jóvenes gritan entusiasmados el gol de Antonio Puerta, el de la camiseta blanca se levanta y salta, aunque rápidamente se reprime viendo los rostros desangelados de los pocos rumanos que aún quedan en el casino, por respeto a ellos. Inesperadamente, un par de ellos se le acercan. Uno de ellos le abraza y le desea toda la suerte del mundo para la final contra el Boro. Entre la emoción por el bonito gesto y el tremendo miedo, pánico, que nuestro amigo siente ante la posibilidad de que el Schalke 04 marque en los veinte minutos que restan, no puede más y se marcha del lugar. Antes, le ruega a nuestro segundo protagonista que, una vez terminado el partido, le informe del resultado, únicamente del resultado, mediante un sms.
Lo que ocurrió cuando salà de aquel casino me lo guardo para mi, pero las imágenes que no podÃa quitarme de la cabeza eran las de mi abuelo, mi padre, Antonio Puerta levantando el brazo izquierdo en gesto de rabia, ese balón pasando entre un brasileño y un rubito danés (¿quién nos lo iba a decir?) y volando con rabia hasta lamer las redes de la porterÃa de Gol Norte. Suena y vibra mi móvil al mismo tiempo. En mi mano, por supuesto, donde esperaba soportando estoicamente el sudor que por primera vez en mi vida emanaba de las palmas de mis manos. Lo abro, y leo el sms…
El resto de la historia, todos la conocéis. El partido terminó 1-0, fuimos a Eindhoven, nuestra primera final en muchÃsimos años. Y la primera de nuestra historia en competición europea. Ganamos al Boro 4-0. Disputamos en Mónaco, hace un año y tres dÃas, la Supercopa de Europa contra el Barça. Le ganamos 3-0. Esta temporada pasada volvimos a ganar la Copa de la Uefa, en la final más bonita que recuerdo ante un Espanyol con el que se deberÃa haber compartido el campeonato y ahorrarnos los penaltis. Con gol de Antonio Puerta, Guardián de Nervión de Honor, en la tanda. También ganamos la Copa del Rey, frente a la sensación de la competición, el Getafe de Schuster, 1-0. Y hemos arrancado la temporada 2007/08 con la victoria sobre el Real Madrid en la Supercopa de España, 6-3 en global.
Y con una victoria contra el Getafe, en el partido por cuyo resultado me preguntaba en la terminal 4 de Barajas… en ese partido…
28 de agosto de 2007. Sevilla. Hospital Virgen del RocÃo. 14:30.
Uno de los integrantes del equipo de profesionales que componen el Sevilla FC (los principales culpables del enorme éxito de la entidad en los últimos dos años), Antonio Puerta, se nos ha ido al tercer anillo, con el resto de Guardianes de Nervión. No se sentirá muy extraño allÃ, pues creció y se formó como persona y futbolista unos metros más abajo. Ese es el consuelo que nos queda, Antonio. Dejas una familia rota de dolor, un pequeño sevillista en camino, una afición eternamente en deuda y una opinión pública conmovida.
Nos quedaremos con tu legado, con la misión que tenÃas que cumplir: abrir la Puerta que tantas veces se nos habÃa cerrado en las narices; la de la gloria deportiva. Nos llegó a través de ti, y de qué forma. Y con medias negras, ¿por qué será?.
Febrero de 2007. RumanÃa. Bucarest. Hotel Marriott.
Recuerdo que, unos meses más tarde de aquel gol que marcaste al Schalke 04, volvà a Bucarest sólo para ver al Sevilla jugar en Ghencea contra el Steaua. No concebÃa no presenciar el duelo con el que habÃa soñado durante todo el año que tuve la enorme dicha de vivir en RumanÃa. El dÃa antes del partido, por la tarde, me dirigà con un amigo al hotel donde os alojásteis, el Marriott. HabÃa quedado con Jesús Alvarado para conocernos personalmente y tomar una cerveza. Saludé a algunos miembros de la expedición, y luego vosotros, los jugadores, bajásteis de las habitaciones, para dirigiros al entrenamiento a puerta cerrada en Ghencea. Saludé a varios de tus compañeros. Y entonces te vi. ¿Sabes quién venÃa conmigo?. El joven de la camiseta roja. Le di mi móvil (ese que algunos meses antes habÃa bañado en sudor “gracias” a ti) con la cámara de fotos activada, y te pregunté si podÃamos hacernos una foto juntos:
Mientras posábamos, se me agolpaban las imágenes de aquella noche de abril de 2006, aquella noche de Jueves de Feria de Abril. Tu gol, mi abuelo, mi padre… todas vinieron a mi mente de nuevo. Me quedé bloqueado, y eran tantas las cosas que me hubiera gustado decirte en aquel momento, de un sevillano a otro, de un sevillista a otro, de un veinteañero con ganas de comerse el mundo a otro… ¡¡tu vida era la que yo habÃa soñado para mi!! No pude evitar el bloqueo en mi garganta. Pero sà te dije: “Killo, vaya golazo que marcaste contra el Schalke. Muchas gracias. Yo lo vi aquÃ, de hecho, vivÃa entonces aquÃ, currando en…”, y tú sonreÃste y comentaste algo acerca de las casualidades…
28 de agosto de 2007. Madrid. Alguna habitación que mira a Bravo Murillo.
Desde aquÃ, termino mi homenaje a un gran futbolista, y, por lo que cuentan y por la impresión que me dio durante los instantes que hablamos, una grandÃsima persona. Estarás en nuestros corazones, sevillistas y no sevillistas. Para siempre:
Descansa en Paz, Antonio, Puerta, Guardián de Nervión de Honor.
PD: Deja en forma de comentario posibles formas de homenajear a Puerta, permanentemente. A mi se me ocurren dos:
Por parte del club: cambiar el nombre de la Fundación Centenario del Sevilla FC por el de Fundación Antonio Puerta.
Por parte de la afición: aplaudir en pie durante 1 minuto en todos los partidos que el Sevilla FC juegue como local, en el minuto 30 de la primera parte.
August 28, 2007 32 comentarios
Metrópolis
El mediador. Muy recomendable, si no tienes prejuicios para con las pelÃculas mudas. 1927. Fritz Lang.
August 13, 2007 Comments Off on Metrópolis
I got it!!
La conseguÃ. 31 de agosto. 20:45. Mónaco. SUPERCOPA DE EUROPA: AC MILAN vs SEVILLA FC. Estaré allÃ…
Gracias, Tole… estas cosas no se olvidan…
August 12, 2007 Comments Off on I got it!!
Crónicas provenzales – Arles
Si la Semana Santa del año 2006 Mirja y yo la elegimos para visitar Estambul (2, 3 y 4), la de 2007 fijamos nuestro punto de mira en una zona algo más cercana, pero no exenta de encanto: la Provenza.
Técnicamente estuvimos sólamente en la región occidental de la Provenza. Arribamos a Marsella, y desde allà visitamos Arlés, Santa MarÃa del Mar, Nimes, Aviñón, Aix-en-Provence, y fuimos de vuelta a Marsella.
La noche de la llegada recogimos en el aeropuerto de Marsella un coche distinto del que a priori habÃamos alquilado y nos dirigimos a uno de los barrios antiguos de la ciudad, donde viven Cristian y Margot. Aparcamos el vehÃculo (con bastante suerte) cerca de la casa, y la primera noche se diluyó entre la cena y conversación. Al dÃa siguiente decidimos dejar Marsella para poner el colofón al viaje, con lo que nos dirijimos a Arlés.
Han pasado alrededor de cuatro meses desde que visitamos Arlés. Además de muchos otros viajes, han ocurrido bastantes cosas desde entonces que me han hecho olvidar muchos detalles.
Además de ser la ciudad donde el Ródano se divide en dos, Arlés tiene el privilegio de ser uno de los lugares donde el excéntrico pintor holandés Vincent Van Gogh alcanzó mayores cotas de inspiración, y, por qué no decirlo, de locura. Allà fue donde voló una de sus orejas, durante su intensa convivencia con Paul Gauguin. Para conocer un poco más a Van Gogh, recomiendo encarecidamente la pelÃcula “El loco del pelo rojo“, protagonizada por Kirk Douglas y Anthony Queen (vaya reparto).
Una de las cosas que más llama la atención en Arlés es el anfiteatro romano, usado en la actualidad para corridas de toros un tanto especiales; extraÃdo de Wikipedia: “Las corridas de toros se llevan a cabo en el anfiteatro romano, incluyendo corridas al estilo provenzal (courses camarguaises) en la cual no se mata el toro sino que un equipo de hombres atléticos tratan de quitarle la borla de los cuernos sin ser heridos por el toro. Durante la Pascua se llevan a cabo corridas españolas en la cual se mata el toro y que se precede de un encierro o corrida de toros por las calles.”
Paseando por la ciudad pasó nuestro interés a mejor vida, y tras tomar algunas fotos y comer frente al anfiteatro (buena comida, como siempre, en Francia) pusimos pies en polvorosa hacia la Camarga.
August 12, 2007 Comments Off on Crónicas provenzales – Arles
Tout le bonheur du monde, Sinsemilia
Sinsemilia es una banda francesa que conocà durante un curso acelerado de francés, previo al disfrute de una beca Erasmus en el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Lyon (Francia). Finalmente, mi vida dio un giro de última hora y nunca fui al INSA, pero mereció la pena aprender algo de francés, conocer a gente muy puntera y disfrutar de la música que las profesoras nos pusieron durante ese par de semanas de locos (habÃa que darse algún respiro entre una inyección de franchute intravenosa y otra).
Sin más, os dejo que la disfrutéis.
August 8, 2007 Comments Off on Tout le bonheur du monde, Sinsemilia