Una feria en Italia – De paseo por Venecia (III)
La Plaza de San Marcos es un mundo aparte. Si pudiese eliminarse de ella toda presencia humana o animal (me refiero a las palomas) y estuvieses sólo allà al amanecer, seguramente creerÃas que estás en un lugar de otro planeta.
Es, curiosamente, el único espacio urbano en Venecia que recibe la denominación de Plaza. El resto son llamados campos, como si no fueran dignos de recibir la distinción de ser considerados del mismo tipo que San Marcos.
San Marcos, patrón de Venecia.
Lamentablemente este lugar tiene un problema. Cito a Wikipedia: “En la actualidad la ciudad se considera en grave amenaza por las repetidas inundaciones. En primavera y otoño tiene lugar el acqua alta (‘marea alta‘) dos veces al dÃa y la Plaza de San Marcos se inunda de agua hasta tal punto que tienen que colocar pasarelas de madera sobre las que la gente tiene que andar en fila india. El gobierno italiano prepara un proyecto, denominado Moisés, para levantar unos diques móviles que se cerrarÃan en caso de aumento del nivel del agua del mar.”
Merece la pena entrar en la BasÃlica, bajo mi punto de vista, aunque una vez dentro te clavan casi por respirar: que si la parte posterior del mural de no sé qué, recubierta de diamantes, oro, etc… que si la subida a la terreza… que si la visita al tesoro del capitán Barbarroja… al final todo cuesta dinero. Yo recomiendo la subida a la terraza. Allà arriba hice la mejor foto que he hecho en mi vida con un teléfono móvil en la época a.iP (antes del iPhone en mi vida), el problema es que la perdÃ… pero permanece en mi memoria, afortunadamente.
No hace falta que os diga que no os montéis en una góndola, si no estáis dispuestos a gastaros 80 euros como mÃnimo. Sà os recomiendo pagar los cerca de 6 que cuesta la entrada al Palacio Ducal.
El Gran Canal desde el puente de Rialto es un espectáculo digno de ver también. Si se puede ir tempranito, igual se consigue un huequecÃn en el borde del puente para hacer fotos.
Queda una terca decisión
no sé por qué la quiero
si no no te puedo ser sincero
—ya aplazada para siempre—
y el reflejo del agua en los canales,
una noche luminosa de abril.
El exaltado adolescente se repite:
«Volveré a Venecia, con una mujer,
para ser feliz, verdaderamente feliz».
TÃpicos y tópicos, los deseos y los sueños;
no menos absurda la realidad que aguardaba.
Nunca he vuelto, no volveré jamás,
pero, a veces, muy de tarde en tarde, una fotografÃa,
un guiño irónico de la memoria, me devuelven
las estrellas perdidas de aquel cielo,
el golpe del remo en el agua nocturna.
Juan Luis Panero, Enigmas y despedidas, Tusquets Editores 1999.
Volveré.
June 22, 2008 7 comentarios