¿En qué pienso cuando pienso en Japón?
A bordo de mi segundo avión de Air China del dÃa, camino de Tokio, desde PekÃn (tras haber aterrizado aquà hace un par de horas, desde Londres). En mi reloj Casio F-91W, las 9:11 am. Hace 24 horas exactas estaba en Bruselas, pero esa es otra historia. Hora local china, las 16:11. Disculpad el desorden de pensamientos, pero querÃa hacer una lista de cosas que se me vienen a la cabeza cuando pienso en Japón, en orden cronológico, justo antes de que por fin empiece a descubrir este a buen seguro apasionante paÃs y los recuerdos se mezclen con las expectativas, ideas preconcebidas y cosas aprendidas a través de otros.
– Casio F-91W: regalo de comunión de mi abuelo Juan. El que llevo ahora mismo es exactamente igual, pero comprado 25 años después. Me hace sentir cerca de él, extrañamente.
– Mi coche teledirigido Taiyo:Â me lo trajeron los Reyes Magos.
– Humor amarillo: aunque nunca me quedó claro si eran chinos o japoneses. Creo que japoneses. Por cierto, ¿son mis años en UK o el nombre es tremendamente racista, si no cuando menos un tanto falto de tacto?.
– Tantos y tantos manga: en especial Los Caballeros del Zodiaco, que a dÃa de hoy sigue siendo una de mis series favoritas de todos los tiempos, gracias a su extraña mezcolanza de mitologÃa, amistad, sacrificio y ñoñerÃa. Mazinger Z, Lupin, Campeones, Bola de Dragón (aunque he de reconocer que nunca entendà cómo el resto de mis amigos pensaba que era mejor que los Caballeros del Zodiaco… Sigo sin hacerlo) y muchas otras que no seguramente esté olvidando injustamente. HabÃa otra serie en telecinco o antena 3 que me tenÃa totalmente fascinado cuando tenÃa alrededor de diez años, aunque nunca he podido recordar su nombre. Era acerca de un grupo de música pop que cantaba en japonés, bastante ñoña también. Estaba doblada al español, pero las canciones eran en versión original. A través de ella tuve una tempranera y de dudosa valÃa exposición al amor adolescente.
– Kamikazes: recuerdo que tuve que preguntarle a mi padre que me explicara lo que eran un par de veces. ¿Viendo Tora, Tora, posiblemente?
– Las colegialas.
– El imperio del sol: ni me acuerdo de esa pelÃcula, la vi hace demasiados años, pero tenÃa algo que ver con Japón, ¿no?. Aunque se filmaran algunas puestas de sol en Trebujena.
– Samurais: he de reconocer que mi primer recuerdo asociado a la palabra samurai viene a través de la televisión también, y una serie llamada Kung-fu Samurai. Afortunadamente, Kurosawa se encargó de arreglarlo 😉
– Akira Kurosawa.
– Sumo: telecinco ha hecho tanto daño.
– Geishas: no tengo muy claro cuándo ni cómo supe de ellas, pero ocurrió a muy temprana edad.
– Para hacer huelga en Japón, se trabaja más: un profesor en el colegio nos lo contó, dejándonos ojipláticos.
– La bandera de Japón: siempre me gustaron las banderas, y por la de Japón siempre tuve especial predilección.
– La canción de los chanclas: “miaquesta lejo Japón…”
– Sushi: mi madre, diciéndome que en Japón el pescado se come crudo cuando me quejaba por las acedÃas recién salidas de la sartén.
– Arroz. Sopas. Sopas. Arroz:Â esto me viene de la dieta de los personajes de los mangas.
– El cerezo japonés.
– Los terremotos: nunca entendà por qué no se mudaban los japoneses a otro paÃs.
– Hentai:Â y tal.
– Las casas de madera japonesas: con paredes finas, que parece que se deslizan para dejar paso entre habitaciones, y a las cuales hay que entrar descalzo.
– Se come de rodillas: en mesas bajas.
– El Harakiri: o como se escriba.
– Tokyo: demasiadas cosas se me vienen a la cabeza aquÃ…
– Marcas, muchas marcas.
– Murakami.
– Haikus.
– El Señor Miyagi.
…
Seguro que me dejo cien referencias en el tintero, pero el propósito de este post no era la exhaustividad, sino escarbar un tanto en mi memoria, extrayendo de ella ideas preconcebidas y lugares comunes acerca de Japón, ahora que por fin me he dignado aparecer por aquÃ. Pues bien, ya estoy aquÃ… a ver cuánto se parece la realidad a mi imaginación.