En algún lugar entre las fases 6 y 7 (y segunda parte)
Las carreteras rumanas son toda una aventura. Pero no me malinterpretéis. Las que unen ciudades son pasables, en algunos casos incluso están en buen estado. Me refiero a las cosas que puedes ver. Son viajes muy agradables para ir de copiloto, disfrutando de paisajes, construcciones, riachuelos, bosques… pero sobre todo personas. Cuando entras en la RumanÃa profunda por primera vez, es difÃcil salir… hay cosas que ni se ven ni se sienten todos los dÃas:
Una gasolinera para dominarlos a todos:
Asà es complicado ir concentrado en la carretera:
Situación: algún lugar entre Brasov y Sighisoara. Hora: indefinida, pero noche cerrada (con poca luna). Ambiente: toda clase de sonidos naturales (y algunos no tan naturales), en un tupido bosque que empieza en ambos lados de la carretera y amenaza con tragársela. Situación: cinco españoles medios, jóvenes, muertos de miedo y diciendo chorradas mientras pasaba el tiempo estimado para el descansito deseado y el cambio de conductor.
Una panorámica de la parte menos agraciada de Sighisoara:
Decidimos subir de nuevo al cementerio alemán, pero esta vez de noche. No soy muy partidario de ese tipo de excursiones a camposantos, y no por miedo sino por respeto. En cualquier caso la gente que iba era gente en condiciones, asà que decidimos intentarlo. Pero la puerta estaba cerrada. Además, por si las moscas, allà estaba Laica dispuesta a dar guerra.
A la mañana siguiente nos levantamos dispuestos a vivir Sighisoara. Un paseÃto por la Ciudadela no es un mal comienzo. Algunos niños autóctonos nos hacen disfrutar más del paseo matutino, gracias a sus sonrisas e interés.
La Torre del Reloj. Cómo fliparon los implanters con el mecanismo del antiquÃsimo reloj, que se puede disfrutar desde dentro.
Una de esas calles en las que uno al pasear tiene la sensación de que el tiempo no pasa.
Si te das la vuelta en la anterior foto, ves la torre de nuevo:
Una escalera un tanto tétrica permitÃa a los niños del pueblo ir al colegio y a la iglesia, que se encontraban en una colina.
TÃpica tienda de recuerdos transilvanos. Si pudiérais ver los regalos con detalle os llevarÃais alguna que otra sorpresa.
Alfredo, Vlad y Nacho; no sabrÃa deciros cuál de los tres tiene más peligro:
El domingo por la noche, ya de vuelta en Bucarest, aprovechamos para hacer un tour rápido nocturno, antes de devolver el coche de alquiler al dÃa siguiente. Fuimos a ver “la Estrella de la Muerte”, como la ha bautizado algún integrante de nuestra querida pero exigua comunidad española. Junto al coche que se distingue a duras penas, hay gente bailando algo que parece como flamenquito, ¿o qué?
Frente a la iglesia Stavropoleos, muy antigua y preciosa por dentro. Pero al estar en tareas de restauración no he podido verificar esto último. Lo de antigua se ve nada más levantar la mirada:
Pues nada señores, esto fue todo. Después de una cenita de despedida, para ellos y para Adriana, que se iba algo después, en la que hubo emocionados intercambios de regalitos y palabras, nos pegamos una buena noche de fiesta. Además, ésta fue coronada con la mayor leche que me he dado en mi vida. Al salir del taxi comencé a correr porque hacÃa mucho frÃo y al intentar modificar un % bastante bajo la dirección de mi trayectoria el pie resbaló sobre una placa de hielo. Pegué un “jardaso” (presenciado además desde el taxi por unos incrédulos Alfredo y Nacho) que me asusté, pero en un momento estaba otra vez arriba y operativo. Qué vergüenza compadre, los momentos iniciales mirando para todos lados.
Después se fueron a Helsinki, a seguir con su labor, de la mano de un asturiano de lujo, Hugo. A buen seguro tuvieron que trabajar menos de lo que lo hicieron aquÃ, teniendo tal anfitrión.
0 comments
Que leche, tio. Yo creia que te habias matado, y el cabr….on del teki no paro.
Que noche, que fiesta aun recuerdo esos Vodka Energy bailando, la matruska, jejeje
Da recuerdo a todos
ei muy guapas las fotos. Por cierto que envidia, hace seis meses que no conduzco un coche!!! A pasarlo bien que cada vez queda menos y seguro que echas de menos esas fiestas que te marcas por ahÃ!!!
Bonito el paseo transilvano, esas ciudades tienen tanto encanto y tu sabes mostrarlo.
Por cierto que es el edificio ese presidencial tan feo y enorme?
Pues eres un experto en eso de dar saltos de triple mortal. Ya en los apartamwentos de andromeda diste un par de ellos bastante alucinantes.