Ensayo sobre la ceguera
Una de las mejores cosas que me trajo el irme a Panamá fueron libros. Curiosamente. Dos buenos amigos me prestaron varios libros. El único problema es que en Panamá, aparte de trabajar y viajar a toda prisa los fines de semana (y no todos), hice poco más. Sólo conseguí leer “El sueño eterno” y algunos cientos de páginas de otros libros. Entre ellos, “Ensayo sobre la ceguera“, de José Saramago. Ya había tenido referencias sobre él, cuando en la época en que convivía con Mirja, ella lo estaba leyendo. Varias veces durante estos días me he acordado de lo que me dijo: “es demasiado duro”. Efectivamente, lo es.
Si lo he terminado es por el extraño orgullo que hace que todos y cada uno (miento, con uno no pude, pero esa es otra historia) de los libros que he empezado a leer en mi vida tengo que acabarlos. Esto hace que sea muy cuidadoso a la hora de empezar una lectura, y que no insista mucho en recibir préstamos de libros.
Leer “Ensayo sobre la ceguera” se hace un ejercicio de masoquismo emocional desde las primeras páginas. Narra una historia difícilmente reproducible en el mundo real, acotada en un país, en una ciudad, no identificados en ningún momento. Una historia que rebaja al género humano a las más instintivas situaciones, en las que se debieron hallar demasiado a menudo nuestros antepasados, y en la que desafortunadamente todavía habrá quien se sienta como en casa.
No lo recomiendo como entretenimiento, sí como, en cierta forma, un desafío personal. Pero si estáis en horas bajas quizás no sea una buena idea. Y hasta aquí puedo leer.
7 comments
Ya sé que es esto va a sonar rarísimo viniendo de una filóloga pero si un libro no te capta con sus primeras páginas (¿un 20%? diría 100 páginas, pero es que Pedro Páramo son menos), déjalo: hay muchísimos libros en el mundo para que pierdas el tiempo con uno que no te gusta. Palabra mía y de Álvaro Mutis 🙂
Por otro lado, a veces no es el momento y corres el peligro de leerlo mal y estropearlo, como ocurría en Amanece que no es poco: cambian muchísimo las lecturas de una mala época a la adecuada
Estoy de acuerdo, de hecho el libro con el que no pude es aclamado por público y crítica, “Rayuela”, escrito por un tal Julio Cortázar. Lo intentaré de nuevo, cuando me vea con fuerzas.
Yo terminé Rayuela porque me parecía muy mal no haberlo leído pero lo leí muy mal porque el protagonista me recordaba demasiado a una persona que conozco y me ponía de un mal humor…
Con respecto a Ensayo sobre la ceguera, a mí es un libro que me encantó. Es duro sí, pero me pareció también bastante real. Igual influyó que lo leí mientras estaba pasando lo de la epidemia de la gripe.
Un saludo y enhorabuena por el blog. Te invito a ver el mío.
Leéte ahora Ensayo sobre la Lucidez
como diría aquella… no tengo el chichi para farolillos
Anda, pues a mi padre le gusta mucho Saramago precisamente por este libro, me acuerdo de cuando me contó de qué iba. Tendré que leerlo algún día.