Crónicas provenzales – Aix-en-Provence
Desde Nimes arribamos a la bella pijiciudad de Aix-en-Provence.
Sinceramente, no tengo gran cosa que escribir acerca de ella, más allá de lo que se pueda leer en el artículo de Wikipedia antes enlazado.
Mis recuerdos sobre el paseo que Mirja y yo tuvimos el placer de darnos por sus calles se reducen a las fotografías que ilustran estas líneas, y otras que podéis ver en mi cuenta de Flickr.
Quitando la visita obligada a los templos destacados en los típicos mapas turísticos, lo que puedo recordar con más intensidad es el culto al vil metal que encontramos en la ciudad. Todo se vendí
Algunas las habría comprado de haber tenido algo de dinero para ello. Las fotos anteriores corresponden a artículos expuestos en un mercadillo que se extendía a lo largo de una avenida preciosa, enorme y muy concurrida, salpicada por fuentes originales y ferraris.
Como siempre, nos hizo un tiempo magnífico.
Sinceramente, no puedo recordar más detalles reseñables que puedan ser de utilidad al viajero. Simplemente transmitir que me pareció una ciudad supertranquila, cara, con nada especialmente bello ni nada especialmente desagradable. Es esta una impresión demasiado simplista para la que es, a buen seguro, uno de los emblemas de la Provenza, pero la falta de tiempo, el cansancio (que ya iba haciendo mella) y, sobre todo mis problemas de memoria (este viaje lo hicimos en Semana Santa) restan detalles a este post.
Próxima parada (última en Francia): Marsella.
2 comments
[…] Próxima parada: Aix-en-Provence. […]
jajaja… al lado de tu crónica yo parezco una flipada exagerada!!!! :DDD