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Category — Deportes

Día feliz

Ayer fue un día feliz para mi. Anoche jugué un partido de fútbol-7 (todos los miércoles lo hago) y mi equipo ganó (casi todos los miércoles lo hace). Anoche jugó el Sevilla FC su último partido de la primera fase de la Champions League, y ganó.

No ha llovido mucho desde el día en que algunos se apresuraron a publicar esto hasta hoy. ¿Lo publicarán?, ¿asumirán que un debut en Champions no es el primer partido, sino la primera fase?… permitidme dudarlo.

Algo tan grande como ser nombrado mejor equipo del mundo del año 2006, muchos lo convirtieron en motivo de mofa, por incapacidad de aceptarlo, darnos la enhorabuena y pensar en mejorar lo propio. ¿Qué no harán ahora?. Miedo me da pensarlo.

Gracias a los que se alegran por lo que está haciendo este equipo. Historia. Tan sencillo como eso. Y tan grande.

December 13, 2007   3 comentarios

Gracias, Juande Ramos

No me extenderé porque no creo que sea conveniente hacer un drama del cambio de trabajo de un profesional, por tantísimos sentimientos que levante como éste.

Gracias por tu trabajo durante estos dos años y dos meses. Gracias por haberle imprimido a este equipo un carácter ganador y una fuerza descomunal en el juego ofensivo. Gracias por haber sabido manejar con mano diestra un vestuario lleno de tipo de veintitantos años que ganan más dinero en un año del que cualquiera de nosotros ganará en una vida. Gracias por haber contribuido a que algo tan inmenso como la afición del Sevilla FC recuperase el orgullo. Gracias por habernos llevado, en definitiva, a lo más alto, a la gloria deportiva, como ninguno de nosotros podía soñar hace algún tiempo.

Pero, sobre todo, gracias por irte. Muchísimas gracias. Tengo que aclarar que las formas han sido las peores. Sin más. Se te recordará, con el paso del tiempo, de forma agridulce, porque las circunstancias (y tu voluntad) así lo han determinado. Me parece una verdadera lástima. Ahí podías haberlo hecho bastante mejor. Pero, en cualquier caso, gracias por irte.

Me explicaré. Las bases del tremendo rendimiento que el Sevilla FC ha ofrecido a sus seguidores y al mundo del fútbol en general estaban cimentadas en dos líneas básicas: unidad total a nivel institucional, y una enorme profesionalidad en todos los estamentos del club. Ambas se habían perdido de un tiempo a esta parte. ¿Culpables?. Ni lo sé ni me importa, aunque tengo mis propias ideas al respecto. Lo que me importa son las soluciones.

A día de hoy, el mejor acicate para la entidad era tu marcha. Lo hubiera sido antes. En otras palabras: si yo fuera presidente del Sevilla FC, Juande Ramos, no serías entrenador desde hacía ya varios meses:

Cuando se airean en prensa detalles internos, se pierde la confianza.

Cuando se defenestra a magníficos profesionales, condenándoles al ostracismo por váyase usted a saber qué razones, se pierde la equidad.

Cuando se le perdonan sin embargo a otros desplantes enormes, dándoles el brazalete de capitán y la titularidad indiscutible, no hay respeto.

Cuando se cambia el sistema, se desubica a futbolistas y se hacen cambios inexplicables, no hay coherencia.

Cuando se deja un equipo con la temporada arrancada, con un proyecto, con una realidad, tremendamente ilusionantes, y se va a otro penúltimo de su liga, no hay vergüenza.

Y quien no es digno de confianza, ni trata con igualdad a sus subordinados, ni tan siquiera respeta a algunos de ellos, no es coherente en sus decisiones y no tiene vergüenza: no puede tener responsabilidades.

Todos los ojos del mundo futbolístico están puestos este año en el Sevilla. En España y en el extranjero. Me consta porque he tenido la suerte de viajar mucho, y donde veo un balón siempre meto el pie. Todos quieren ver de lo que somos capaces en la Liga de Campeones. De si seremos capaces de rivalizar con Madrid y Barcelona por el título de Liga.

Es por esto que para mi, a nivel deportivo y a día de hoy, no hay cargo más importante ni de mayor responsabilidad que el de entrenar al Sevilla FC.

No sé en qué momento exacto, Juande, ni por qué razón, perdiste la confianza de la que te habías mostrado digno, dejaste de tratar con igualdad a los que hasta hoy fueron tus futbolistas, les perdiste el respeto, perdiste la coherencia en la dirección técnica del equipo.

Lo que sí sé es cuándo perdiste la vergüenza: ayer, viernes 26 de octubre de 2007, sobre las 22:30, cuando dejaste la rescisión de tu contrato en la planta noble del Ramón Sánchez-Pizjuán.

Y no eres digno a día de hoy, como persona, no ya como profesional, de tener el privilegio y la enorme responsabilidad de entrenar a nuestra gran plantilla. De ser el responsable de bombear la sangre al corazón de la institución, su equipo. Hace ya unos meses que lo vengo incubando. Hace ya unos meses que, si por mi fuera, estarías en la calle.

Sólo por la institución: por el escudo, por la bandera, por la afición.

Nunca olvidaré todo lo bueno que nos has dado. Por ello te doy las gracias y te deseo suerte. Pero no a nivel deportivo, sino a nivel personal. Si consigues volver a ser la persona que eras cuando el Sevilla FC llamó al Inem para darte la baja, a nivel profesional todo te irá bien.

Pero hay cosas que se pierden, y, como dice la poesía, no volverán

October 27, 2007   16 comentarios

La igualdad según Ron Dennis y Mclaren

October 21, 2007   5 comentarios

¿Alguien me lo explica?

Voy a eludir un análisis hecho desde la indignación, desde el dolor de estómago que cosas como ésta me producen. Simple y llanamente, no tengo ganas de dedicarle mucho tiempo a un asunto tan patético. Sólo dejaré fotos y enlaces. Juzguen ustedes mismos. Y si alguien me lo puede explicar, se lo agradecería:

ATB Noticias:

atb.JPG

DeporteSevilla:

deportesevilla.JPG

Orgullo de Nervión (ABC):

orgullonervion.JPG

Yahoo:

yahoo.JPG

¿ATB Noticias, “Redacción”, Europa Press?. Me da igual de dónde haya partido este tremendo gazapo. Lo más sangrante es que el resto copia y pega, cambia quizás alguna palabra, para adjudicarse la autoría, y ni lee el artículo. Por no leer, no lee ni el titular.

Penoso.

September 27, 2007   8 comentarios

Antonio Puerta, Guardián de Nervión de Honor

Sábado 25 de agosto de 2007, 22:55 horas, aeropuerto de Barajas, terminal 4, cinta de equipajes del vuelo 6101 de Lisboa.

Espero mi maleta con impaciencia. Tengo ganas de llegar a casa. Regreso de pasar casi una semana con mi hermana Elena, mi cuñado Nacho, y mis dos maravillosos sobrinos de dos añitos y cinco meses, Nacho y Pedro.

Le doy un toque a mi padre, para que me llame; quiero saber cómo va el Sevilla. Joder, no me llama. Qué impaciencia. Voy a llamar a mi amigo Tole, otro seguro de vida en cuanto a resultados del Sevilla en directo, sobre todo cuando juega en casa, ya que es socio y no falta salvo causa de fuerza mayor a ningún partido de nuestro Sevilla FC. Va 1-1, el Getafe tiene dos expulsados, parece que sin discusión. Es previsible que en la segunda parte el Sevilla remonte. “Te llamo al final del partido para saber cómo ha terminado”.

Ahí viene mi maleta. La recojo de la cinta. Me encamino al metro. Entro en el metro de la línea 8, estación inicial, terminal 4. Vibra el móvil, “mi padre”, pienso. Efectivamente. “Papá, estoy en el metro, ya he llegado a Madrid, todo bien, ¿1-1 vamos, no?”. “Sí, ¿sabes lo que le ha pasado a Puerta?”, “No, ¿qué le ha pasado?”, “ha caído en redondo, luego se ha recuperado y se ha ido a los vestuarios por su propio pie, pero parece que se ha vuelto a desmayar y se lo han llevado al hospital. Parece algo de corazón”, “joder, esperemos que no sea nada, papá, esto se corta, ¿papá, papá?”. Cuelgo.

En otra parada con cobertura, algo más adelante, me llega un mensaje de llamada perdida de mi padre. Llamo a Tole, para comentarle lo de Puerta. Me comenta que ya vamos ganado 3-1, y que sí, que vieron a Puerta irse al vestuario por su propio pie, tras desmayarse, pero que no parecía grave (él tiene su localidad en Fondo, cerca de Gol Norte, Puerta se desplomó cerca de Gol Sur, hacia Preferencia). Se corta.

Llego a casa. Leo las noticias en Internet. Veo la caída de Puerta y las imágenes del gran Drago y el médico del Sevilla reanimándolo. Primera impresión después de darle vueltas a los foros y leer sobre casos parecidos: si no muere en el terreno de juego o la primera noche, tiene mucho ganado. Esperemos.

Dos días y medio después, Antonio Puerta fallece en el hospital Virgen del Rocio. El óbito coincide en el tiempo con el de un gran columnista, Francisco Umbral. Con el de un ascensorista en Madrid, en Ciudad Lineal, muy cerquita de donde trabajo, de lunes a viernes. Con tantas y tantas otras muertes que se producen cada día. Mis condolencias para todos los familiares de quienes han perdido un ser querido en el día de hoy. Pero hoy mi corazón, mi alma, está monopolizada por ese muchacho con look de mosquetero, por ese chaval que creció dándole patadas a una pelota en el sevillano barrio de Nervión, el mismo corazón latente del Sevillismo.

La muerte de Puerta no es, no puede ser una muerte más para mi. Desde la estadística, se va una persona, un español, un sevillano. Uno de tantos. Desde el Sevillismo, se va el único Guardián de Nervión viviente que teníamos. Lo explicaré un poco más adelante. Tengan paciencia.

Hace poco le pedía permiso a mi amigo Quique, un crack de la edición de vídeos en clave sevillista, sabedor como pocos de dónde está nuestra fibra sensible, para colgar en mi blog su último vídeo sobre nuestro equipo, titulado “Los Guardianes de Nervión”. Él me comentó que, “¿cómo no?”, podía hacer el uso que estimase conveniente del mismo. Le dije que lo usaría próximamente, y me guardé la fecha para mi, para darle más intriga. Tenía claro que lo colgaría para despedirme de ustedes antes de hacer la maleta hacia Mónaco, donde tendré el enorme orgullo de animar a nuestro equipo el próximo viernes en la final de la Supercopa de Europa ante el Milán. Lo que nunca, ni en la peor de mis pesadillas imaginé, es que ese post no lo escribiría el jueves 30 de agosto, sino el martes 28, y no para despedirme de ustedes, sino para decirle hasta luego a un chaval lleno de vida, y que tanta felicidad nos ha traído a los sevillistas. Pensaba que ese vídeo provocaría ciertas emociones a las personas no sevillistas que lo vieran colgado en mi blog, y les haría sentir cierta simpatía hacia nuestro Sevilla, en el caso de no sentir nuestros colores, y así nos apoyaran en el partido contra el Milán. No pensaba que sería el mejor homenaje para la entrada en el tercer anillo, como Guardián de Nervión de Honor, del que se ha convertido por derecho propio en leyenda viva (sí, viva, siempre en nuestros corazones) del Sevillismo. Son diez minutos, luego sigan leyendo por favor… si no pueden ver el vídeo entero, no se pierdan el fragmento que va desde 3’14” hasta 3’46”:

Ahora lo sabemos. Quique, tenías toda la razón. Tus palabras, tu poesía, tu vídeo, fueron proféticos. El tercer anillo, los Guardianes de Nervión, le dieron a Antonio la llave de la Puerta de la Gloria. Él era su Guardián aquí abajo. Él la abrió para todos nosotros.

Hace ya algún tiempo traté de explicar, no sé con qué éxito, cómo se pueden llegar a sentir tantas cosas por un equipo de fútbol, por un escudo, una bandera, unos colores. Cómo se forma la identidad de un Club, su idiosincrasia, y cómo puede llegar a sentir una afición. Lo hice desde mi Sevillismo, pero tratando de respetar a todos los que no sienten como yo, y comprendiendo que el grado de disfrute y sufrimiento no depende del equipo que uno lleve dentro del pecho.

Pero déjenme decirles una cosa. Ser sevillista antes del 27 de abril de 2006 no era fácil. Gastarse “un dinero” un año sí y otro también en sacarse el abono, en comprarse camisetas… llevar la cabeza bien alta todos los lunes, o los jueves, defender lo nuestro, con la palabra, con los actos… con una pelota en los pies, ¿por qué no?. No era fácil. Y les diré por qué. Porque el último título que había ganado nuestro equipo databa del año 1948. Ese año, por ejemplo, nació mi padre. Él, que me inculcó un sentimiento heredado de mi abuelo, nunca vivió ningún éxito. Ninguno. Él se había cansado de pagar su abono, como tantos otros. Yo lo hacía cuando podía. Y cuando él quería (gracias, papá, ya que estamos). Los tres años que he vivido al Sevilla FC en segunda división no falté a ningún partido en la grada baja de Gol Norte. El club había vivido demasiados años con alma de ganador encerrada en un cuerpo que hincaba la rodilla cada vez que se acercaba a la Puerta de la Gloria. Nadie parecía recordar una final que no fuera la del Carranza o el Colombino (con todos mis respetos, por otra parte, para estos trofeos de tan importante tradición).

27 de abril de 2006. Rumanía. Bucarest. Bulevar Dacia. Casino Dacia.

Decenas de pantallas muestran un partido: MiddlesbroughSteaua de Bucarest. Cientos de seguidores rumanos arrasan fotogramas con sus miradas ansiosas. Quieren que termine el partido. Su equipo está a punto de clasificarse para la final de la copa de la Uefa’06. En ese momento entran dos jóvenes, uno con una camiseta roja del Steaua, otra con una camiseta blanca del Sevilla. Algunas miradas, muy pocas. La atención se focaliza en las decenas de monitores que retransmiten el partido del equipo rumano. Los dos jóvenes localizan un monitor que arroja imágenes distintas. Es otro estadio, otra ciudad, otro ambiente, distinto. Se trata de la otra semifinal de la Uefa, Sevilla – Schalke 04. Sólo un monitor para ella. Sólo dos espectadores. Ambos, inquietos, uno mucho más que el otro, siguen con atención las evoluciones de los españoles y germanos. De repente, gritos, conmoción, lágrimas a su alrededor. El equipo inglés ha marcado, los rumanos están fuera de la gran final. Termina su partido. Muchísimas lágrimas, nuestros dos amigos se dejan llevar también por la tristeza. Uno de ellos tiene absoluto pánico. El de la camiseta blanca. En su pecho, un escudo, el del Sevilla. Un poco más adentro, un corazón, encogido, esperando para saltar de alegría, o para volver a ordenar a la rodilla derecha el “cuerpo a tierra”. El casino se va vaciando. Los monitores se invierten. Ahora todos menos uno muestran las imágenes de lo que ocurre en Sevilla. El partido termina, el resultado, 0-0. El mismo que el de la ida en Alemania. Irán a la prórroga. Cambiamos de pantalla, nos vamos a una más grande. El partido es de alta tensión. El cansancio se empieza a dejar sentir. Los nervios, cada vez más. Puede pasar cualquier cosa, pero parece que el Sevilla aprieta un poco más. Entonces…

Alves se apoya otra vez en Navas, banda derecha para el chaval de Los Palacios, la va a poner, la pone dentro del área, ahí está, ahí está Puertaaaaaaaaa…”

En el tercer anillo se esbozan muchas sonrisas, ya saben lo que va a pasar, el Guardián de Nervión de Honor va a abrir la Puerta de la Gloria… en la temporada en que estrenábamos nuestra condición de equipo centenario, ¿podía ser en algún otro minuto que en el 100?:

No creo en las casualidades. Ni ahora, ni entonces. Nunca lo he hecho. Sigo con nuestros dos amigos…

Los dos jóvenes gritan entusiasmados el gol de Antonio Puerta, el de la camiseta blanca se levanta y salta, aunque rápidamente se reprime viendo los rostros desangelados de los pocos rumanos que aún quedan en el casino, por respeto a ellos. Inesperadamente, un par de ellos se le acercan. Uno de ellos le abraza y le desea toda la suerte del mundo para la final contra el Boro. Entre la emoción por el bonito gesto y el tremendo miedo, pánico, que nuestro amigo siente ante la posibilidad de que el Schalke 04 marque en los veinte minutos que restan, no puede más y se marcha del lugar. Antes, le ruega a nuestro segundo protagonista que, una vez terminado el partido, le informe del resultado, únicamente del resultado, mediante un sms.

Lo que ocurrió cuando salí de aquel casino me lo guardo para mi, pero las imágenes que no podía quitarme de la cabeza eran las de mi abuelo, mi padre, Antonio Puerta levantando el brazo izquierdo en gesto de rabia, ese balón pasando entre un brasileño y un rubito danés (¿quién nos lo iba a decir?) y volando con rabia hasta lamer las redes de la portería de Gol Norte. Suena y vibra mi móvil al mismo tiempo. En mi mano, por supuesto, donde esperaba soportando estoicamente el sudor que por primera vez en mi vida emanaba de las palmas de mis manos. Lo abro, y leo el sms…

El resto de la historia, todos la conocéis. El partido terminó 1-0, fuimos a Eindhoven, nuestra primera final en muchísimos años. Y la primera de nuestra historia en competición europea. Ganamos al Boro 4-0. Disputamos en Mónaco, hace un año y tres días, la Supercopa de Europa contra el Barça. Le ganamos 3-0. Esta temporada pasada volvimos a ganar la Copa de la Uefa, en la final más bonita que recuerdo ante un Espanyol con el que se debería haber compartido el campeonato y ahorrarnos los penaltis. Con gol de Antonio Puerta, Guardián de Nervión de Honor, en la tanda. También ganamos la Copa del Rey, frente a la sensación de la competición, el Getafe de Schuster, 1-0. Y hemos arrancado la temporada 2007/08 con la victoria sobre el Real Madrid en la Supercopa de España, 6-3 en global.

Y con una victoria contra el Getafe, en el partido por cuyo resultado me preguntaba en la terminal 4 de Barajas… en ese partido…

28 de agosto de 2007. Sevilla. Hospital Virgen del Rocío. 14:30.

Uno de los integrantes del equipo de profesionales que componen el Sevilla FC (los principales culpables del enorme éxito de la entidad en los últimos dos años), Antonio Puerta, se nos ha ido al tercer anillo, con el resto de Guardianes de Nervión. No se sentirá muy extraño allí, pues creció y se formó como persona y futbolista unos metros más abajo. Ese es el consuelo que nos queda, Antonio. Dejas una familia rota de dolor, un pequeño sevillista en camino, una afición eternamente en deuda y una opinión pública conmovida.

Nos quedaremos con tu legado, con la misión que tenías que cumplir: abrir la Puerta que tantas veces se nos había cerrado en las narices; la de la gloria deportiva. Nos llegó a través de ti, y de qué forma. Y con medias negras, ¿por qué será?.

Febrero de 2007. Rumanía. Bucarest. Hotel Marriott.

Recuerdo que, unos meses más tarde de aquel gol que marcaste al Schalke 04, volví a Bucarest sólo para ver al Sevilla jugar en Ghencea contra el Steaua. No concebía no presenciar el duelo con el que había soñado durante todo el año que tuve la enorme dicha de vivir en Rumanía. El día antes del partido, por la tarde, me dirigí con un amigo al hotel donde os alojásteis, el Marriott. Había quedado con Jesús Alvarado para conocernos personalmente y tomar una cerveza. Saludé a algunos miembros de la expedición, y luego vosotros, los jugadores, bajásteis de las habitaciones, para dirigiros al entrenamiento a puerta cerrada en Ghencea. Saludé a varios de tus compañeros. Y entonces te vi. ¿Sabes quién venía conmigo?. El joven de la camiseta roja. Le di mi móvil (ese que algunos meses antes había bañado en sudor “gracias” a ti) con la cámara de fotos activada, y te pregunté si podíamos hacernos una foto juntos:

Mientras posábamos, se me agolpaban las imágenes de aquella noche de abril de 2006, aquella noche de Jueves de Feria de Abril. Tu gol, mi abuelo, mi padre… todas vinieron a mi mente de nuevo. Me quedé bloqueado, y eran tantas las cosas que me hubiera gustado decirte en aquel momento, de un sevillano a otro, de un sevillista a otro, de un veinteañero con ganas de comerse el mundo a otro… ¡¡tu vida era la que yo había soñado para mi!! No pude evitar el bloqueo en mi garganta. Pero sí te dije: “Killo, vaya golazo que marcaste contra el Schalke. Muchas gracias. Yo lo vi aquí, de hecho, vivía entonces aquí, currando en…”, y tú sonreíste y comentaste algo acerca de las casualidades…

28 de agosto de 2007. Madrid. Alguna habitación que mira a Bravo Murillo.

Desde aquí, termino mi homenaje a un gran futbolista, y, por lo que cuentan y por la impresión que me dio durante los instantes que hablamos, una grandísima persona. Estarás en nuestros corazones, sevillistas y no sevillistas. Para siempre:

Descansa en Paz, Antonio, Puerta, Guardián de Nervión de Honor.

PD: Deja en forma de comentario posibles formas de homenajear a Puerta, permanentemente. A mi se me ocurren dos:

Por parte del club: cambiar el nombre de la Fundación Centenario del Sevilla FC por el de Fundación Antonio Puerta.

Por parte de la afición: aplaudir en pie durante 1 minuto en todos los partidos que el Sevilla FC juegue como local, en el minuto 30 de la primera parte.

August 28, 2007   32 comentarios