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Category — Literatura

Crónicas marcianas

Comienzo este post desagradablemente sorprendido porque el primer resultado en Google España al buscar “Crónicas marcianas” sea el programa homónimo de infausto recuerdo y herencia cultural para mi generación. Punto y aparte.

Este mes he leído Crónicas marcianas, Ubik y El hombre que sabía demasiado, y tengo que reconocer que el libro que da título a este post es el que más me ha gustado, con diferencia. Ubik no lo terminé de asumir al 100% en ningún momento, y el tercero en discordia, simple y llanamente, es un ladrillo en algunos capítulos (inconexos entre si).

Crónicas marcianas es un libro que aglutina relatos sobre las experiencias de la humanidad en un futuro en el que el planeta Marte ha sido colonizado. Bradbury narra lo que en su imaginación dibuja como las primeras expediciones que arriban al planeta rojo, así como el destino de los marcianos y el de la humanidad. Los relatos estaban escritos de forma independiente, pero un editor clarividente le aconsejó agruparlos en un libro sobre el cuarto planeta del sistema solar.

Los relatos que lo conforman, cuando menos, te hacen soñar. Soñar despierto. Dejar de leer sosteniendo el libro entreabierto, mientras tu mente vuela sin rumbo por las inmensidades de lo posible y lo imposible en un  futuro inexistente.

Me quedo con las palabras de Jorge Luis Borges en el prólogo de la edición española:

(…) ¿Qué ha hecho este hombre de Illinois me pregunto, al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me pueblen de terror y de soledad?

¿Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima? Toda literatura (me atrevo a contestar) es simbólica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo “fantástico” o a lo “real”, a Macbeth o a RaskoInikov, a la invasión de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión de Marte. (…)

January 21, 2009   11 comentarios

Un dolor eterno

En una de las películas de El Señor de los Anillos hay una escena sobrecogedora. El rey de Rohan se lamenta frente a la tumba de su difunto hijo, diciendo algo así como: “ningún padre debería sobrevivir a sus hijos”.

En ese momento traté de imaginar el inmenso dolor que se debe sentir en una situación así, y aunque obviamente no me acerqué ni de lejos, me sentí traspasado por una tristeza muy profunda.

Hoy, en el metro, he leído un extracto de una novela del fallecido Francisco Umbral, el cual tuvo que sufrir dicha circunstancia, con el agravante de que su hijo era el único que tenía. Quiero compartirlo con vosotros, por si no lo conocíais.

Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse. Si no, haría ese gesto y nada más.

Qué estúpida la plenitud del día. ¿A quién engaña este cielo azul, este mediodía con risas? ¿Para quién se ha urdido esta inmensa mentira de meses soleados y campos verdes? ¿Por qué este vano rodeo de la muerte por las costas de la primavera? El sol es sórdido y el día resplandece de puro inútil, alumbra de puro vacío, y en el cabeceo del mundo bajo un viento banal sólo veo la obcecación vegetal de la vida, su torpeza de planta ciega. El universo se rige siempre por la persistencia, nunca por la inteligencia. No tiene otra ley que la persistencia. Sólo el tedio mueve las nubes en el cielo y las olas en el mar.

Francisco Umbral – “Mortal y Rosa”, 1975

January 14, 2009   8 comentarios

JPod (novela)

Tengo que decir que no la he terminado aún, pero la penúltima novela de Douglas Coupland me está decepcionando sobremanera.

Se limita a intentar calcar la exitosa fórmula de Microsiervos, retratando un ambiente de inadaptados sociales como reflejo de un equipo de desarrolladores de videojuegos.

El único problema es que Microsiervos es una novela original. JPod ya no. Da una penosa impresión de intentar repetir el éxito de la primera a cualquier precio.

Los personajes son parodias humanas, en busca de dar algo de originalidad a la trama, por cierto inexistente. Se suceden hechos absurdos sin relación aparente. El protagonista siempre va a remolque de una realidad increíblemente gris y absurda que le supera en cada nuevo hecho.

Espero que me sorprenda mucho mucho de aquí al jueves, que es cuando tengo que ir a Chamberí a renovar lecturas para las vacaciones de Navidad. Si no, prefiero olvidar que alguna vez la leí.

Lo peor es que tengo la primera temporada de la serie (¡han hecho una serie de algo tan triste!) descargada. Le daré una oportunidad en forma de dos episodios, a ver qué tal.

December 15, 2008   3 comentarios

Viernes, peliculita en casa: Nineteen Eighty-Four

Tenía grandes esperanzas depositadas en esta película, aunque no había oído prácticamente hablar de ella. 1984 fue la primera novela que leí de la trinidad distópica por excelencia (junto a Un mundo feliz y Fahrenheit 451), y tras haber leído las otras dos y haber disfrutado con la adaptación cinematográfica de Fahrenheit 451 pensaba que iba a ocurrirme lo mismo con la de 1984. Craso error.

1984 - I

1984 - II

No sé si el hecho de haber sido estrenada en el año 1984, con las consiguientes limitaciones técnicas de la época, ha hecho que pierda realismo y credibilidad, pero lo cierto es que la sociedad totalitaria que en mi mente tenía dibujada a partir del magistral retrato de Orwell se me asemeja bastante poco a la que podemos ver en la película.

1984 - III

Asimismo, los personajes secundarios tienen muy poco peso en la trama, demasiado poco, dejando todo el contenido en el protagonista, su amante y el alto cargo del partido que lo desenmascara.

1984 - IV

1984 - V

En ningún momento se termina de dibujar con claridad la sociedad en la que se desarrolla la acción: la supuesta gran diferencia entre clases sólo queda de manifiesto en boca de los personajes, pero ni sus distintas formas de vida ni las muestras del férreo control por parte del poder político descrito por Orwell llegan a sobrecoger en ningún momento (quitando la sangría final en forma de tortura innecesariamente prolongada a lo largo de 25 minutos de metraje).

1984 - VI

1984 - VII

La cinta se diluye en un pseudodebate filosófico entre el protagonista y su antagonista en el Ingsoc, cuyo contenido no deja de rodearse de metáforas y citas para decorar las puertas de las neveras.

1984 - VIII

El hecho de que la tortura final al protagonista con el propósito de moldear su mente dure los ya citados 25 minutos no supone más que un triste intento de aportarle al film el dramatismo y la fuerza que los 80 minutos previos no con capaces de darle.

1984 - IX

1984 - X

Realmente, lo único reseñable de la película son la belleza de Suzanna Hamilton, el gran papel que realiza John Hurt en el papel de Winston Smith y el tema central de la banda sonora (Oceania, Tis for Thee):

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November 28, 2008   5 comentarios

Fiebre en las gradas

Es Fiebre en las gradas un libro un tanto atípico, visto desde fuera. Un libro en el que un hombre de letras intenta desentrañar los misterios de su pasión futbolera. Intenta (y consigue) explicar cómo es posible que su vida se vea totalmente condicionada por una realidad tan insustancial como la de que su equipo juegue en casa.

Lo cierto y verdad es que yo he intentado explicarme y explicaros lo que siento cuando juega el Sevilla FC, y por qué lo siento. Me he sentido muy identificado (muchísimo) con algunos pasajes de Fiebre en las gradas. En ellos, el autor, con muchísima humildad, repasa su historia personal a la par que su acercamiento al fútbol, al Arsenal, a Highbury. Las compara, encuentra los puntos de inflexión y consigue explicar, de una forma más o menos racional, el origen de su pasión, cuando no su intensidad.

Os recomiendo encarecidamente esta novela si sentís un nudo en el estómago cuando véis un balón rodar y unos desconocidos corriendo tras él portando un pedazo de tela en el pecho que os pone los vellos de punta.

Se ha hecho una adaptación cinematográfica que estoy descargando voy a alquilar actualmente en breve. Ya os contaré. O no, pero la colgaré aquí.

Termino con una cita de la novela The Hustler (Walter Tevis) que aparece en un momento en el que Hornby rememora una época de dudas existenciales en su veintena, y que me ha gustado especialmente:

“De eso se trata en el fondo, maldita sea: hay que comprometerse hasta el final con la vida que uno ha escogido. Y hay que recordar que uno la ha escogido: hay mucho gente que ni siquiera puede elegir. Eres un tío listo, eres joven, tienes talento, ya te lo he dicho”.

November 11, 2008   6 comentarios