Posts from — August 2006
Odisea en Transnistria (…y cuarta parte)
LA KGB TRANSNISTRIA Y EL TURISMO
Seguimos andando hasta el Soviet Supremo, un edificio que impresiona por lo que significa y por la enorme estatua de Lenin que se encuentra justo delante. No había nadie más que nosotros tres cerca del monumento. Hicimos unas fotos, primero desde el otro lado de la calle, disimuladamente. Nos acercamos más todavía, nos plantamos justo delante. Sergio se había aburrido del puñetero edificio y estaba un poco apartado, ojeando la Lonely Planet.
Adrián ante el Soviet Supremo
Fotografié por última vez el Soviet Supremo, y en ese preciso instante se abrió la puerta principal y un agente de Seguridad Nacional, de traje y con una llamativa camisa burdeos, salió disparado hacia mí. Yo estaba a unos 50 metros del edificio. Instintivamente comencé a andar hacia él a buen ritmo. Quería proteger la seguridad de Sergio y Adrián, a quienes había puesto en peligro con mi actitud indiscreta, y quería proteger las fotos de Adrián (temía fundadamente por ellas). Adrián, que estaba unos 20 metros detrás de mí, tomó la inteligente decisión de permanecer vigilante, sin acercarse por el momento al agente. Sergio no se enteró de nada.
Llegué a la altura del transnistrio con aire confiado, sin preocuparme de la pobre situación de los derechos humanos en Transnistria, la imposibilidad de solicitar protección diplomática, en el caso de que llegase a ser necesario (por la sencilla razón de que ningún estado reconoce la soberanía transnistria), o las complicaciones adicionales derivadas de nuestra condición de funcionarios de la embajada española.
Yo esperaba que el agente me retuviera y fuera sometido a interrogatorio en algún oscuro calabozo del Soviet Supremo. Las posibilidades de ser torturado me parecían escasas, así que lo más preocupante era que podía perder el autobús de vuelta a Chisinau. Otra cosa que podía perder era mi cámara de fotos.
El caso es que mi actitud decidida debió impresionar al transnistrio. Se limitó a indicarme, de muy malos modos, que estaba prohibido fotografiar el edificio y me ordenó que le mostrara las fotos que había hecho y, con un seco “delete it”, que borrara las que no le gustaban (debió pensar que ponían en peligro la seguridad nacional, si es que Transnistria puede considerarse una nación). Borré mansamente tres o cuatro, y cuando le enseñé la foto en la que salgo con Lenin y el Soviet Supremo de fondo, volvió a decirme “delete it”. Me negué. Le dije que yo era un turista y quería una foto con esos monumentos y que esas no son formas de tratar a un turista, hombre!. El agente se me quedó mirando en silenció, y aproveché su indecisión para apagar la cámara y guardarla en su funda, desafiante. Volvió a mirarme a los ojos, como valorando mi dudosa peligrosidad, y se fue.
La foto por la que desafié los cimientos del poder Transnistrio
Teníamos una hora para coger el autobús, así que decidimos volver dando un paseo. A los pocos metros se nos acercó un ciclista de mediana edad y nos preguntó “Where are you from?”. Era el Opositor. Nos dijo que se veía a leguas que éramos extranjeros. Nos explicó todas las barbaridades que hacía el gobierno, que no existía libertad de expresión, que es una vergüenza el apoyo ruso al régimen. Escuchamos al Opositor con actitud inocente, como si no supiésemos nada de esas cosas. Existía la posibilidad de que fuera un falso opositor, un espía del gobierno Smirnov, y no convenía a nuestra causa significarnos políticamente. Hablamos (más bien lo escuchamos) un buen rato y nos despedimos cordialmente.
El Opositor nos había hecho perder un tiempo precioso. Decidimos cancelar el paseo de vuelta por Tiraspol y cogimos un taxi. Como buen ruso el taxista era menos comunicativo que un mejillón, así que tardamos una eternidad en hacernos entender. Nos sorprendió llevándonos honradamente por el camino más rápido y corto, por lo cual se ganó una generosa propina.
En la sala de la estación de autobuses donde se despachan los billetes vivimos otra escena curiosa. Había una docena de personas esperando a la cola. Así como abrimos la puerta clavaron sus miradas en nosotros. La cola estaba dispuesta de modo que todos los que la integraban se hallaban de frente a la puerta de la sala; así que no necesitaban ni mover el cuello para escrutar a quien entraba. Nadie hablaba ni se movía, todos en perfecta y ordenada actitud de espera. Las tres señoras de las ventanillas tampoco dejaban de mirarnos; parecían soberanamente aburridas y no hacían ningún esfuerzo por atender a los de la cola, y viceversa, los de la cola sólo se preocupaban de mirarnos. Empujados por un fuerte instinto gregario ocupamos nuestro sitio al final de la cola. Nos convertimos en ellos. Durante 10 minutos no hicimos otra cosa que esperar ordenadamente y mirar muy fijamente a alguna señora que entraba en la sala. La cola no avanzó en ningún momento ni había perspectivas de que alguien empezara a vender billetes. “Esto debe ser el socialismo real”, pensé.
Estación de autobuses de Tiraspol
De repente un señor abrió la puerta y, sin entrar, dijo cuatro barbaridades en ruso y se fue. La cola se desintegró y todos sus miembros se abalanzaron sobre la puerta frenéticamente, incluidas señoras cuya partida de nacimiento debía remontarse a los tiempos anteriores a la revolución del 17. Perplejos, le preguntamos a la señora de la ventanilla qué estaba pasando, y nos dijo que acababa de llegar el autobús de Odessa con destino Chisinau, y que podíamos comprar los billetes a bordo. Seguimos su consejo y tomamos asiento en el autobús. Ya sólo nos quedaba cruzar la frontera para considerar a salvo nuestras vidas.
LA LEY DEL MIEDO
En unos minutos llegamos a la frontera Transnistria. Un oficial soviético subió al autobús y recogió nuestros “visados”. Apenas reparó en nuestros pasaportes. Bajó, y el autobús cruzó la barrera fronteriza. A unos metros de la última valla, junto a los barracones grises, volvió a detenerse. Subió un suboficial gordo, comprobó los pasaportes y bajó. Alguien nos dijo que teníamos que bajar nosotros también. No iba a ser tan fácil salir de este pseudoestado de pesadilla.
Artillería transnistria en el estratégico puente sobre el Nistru en la ciudad de Bender. Por esta foto podrían habernos acusado de espionaje
Abajo esperaba el soldado Yul Brinner. Nos llevó a la primera habitación del barracón gris, donde esperamos a que salieran otros dos viajeros que habían sido llamados a interrogatorio. En apenas un minuto llegó nuestro turno. Entramos acompañados de Yul Brinner; dentro había un oficial distinto al que nos interrogó por la mañana (el nuevo no hablaba moldavo) y el suboficial gordo. El oficial no nos hizo sentar.
Mareó la perdiz brevemente, interesándose por cuestiones intrascendentes, hasta que por fin nos preguntó por el sello de la policía de Tiraspol. Respondimos que no teníamos tal sello, que aquella misma mañana no nos habían advertido de su existencia. El oficial nos lanzó un speech en ruso, del que se entendía “problema”. Yul Brinner, que sabía cuatro palabras en moldavo y hacía las veces de traductor, nos dijo algo relacionado con el número tres. Negamos haber estado tres días en Transnistria, ni siquiera habíamos pernoctado: Hacía 5 horas que habíamos estado allí mismo con el propio Brinner!!!. El nos respondió con un gesto curioso, cruzando tres dedos de una mano en horizontal con tres de la otra en vertical y decía “tres días” y “Tiraspol”.
Comprendimos, al fin, que nos amenazaba con pasar tres días en un calabozo de Tiraspol. Deliciosa perspectiva. Excepto porque volábamos a Bucarest en 2 días. Como habíamos cometido la indiscreción de confesar este hecho en una fase anterior del interrogatorio, Yul Brinner empezó a decir festivamente: “Tres días Tiraspol [y hacía el gesto de los dedos imitando las rejas del calabozo]. No Bucarest!!!”.
Llegamos al momento cumbre de nuestra detención. “¿No se puede pagar una multa para evitar la cárcel?” Yul Brinner tradujo para el oficial, que había estado observando la acción con ojos ávidos. Anotó “50€” en un papel dispuesto al efecto. Reaccionamos fríamente. Yul Brinner, al quite, nos dijo que los 50€ pagaban la libertad de los tres.
El cuerpo me pedía regatear un poco, así que simulé que no tenía euros (había llevado 50€), pero Adrián y Sergio soltaron prudentemente 45€ y unos cuantos lei moldavos. El Oficial se puso en pie y dijo que todo estaba en regla. Brinner y el Gordo sonrieron ampliamente y en actitud relajada nos ofrecieron la mano, que estrechamos aliviados y divertidos.
En el autobús nos dimos cuenta de que habíamos comprado nuestra libertad a unos soldados soviéticos que guardan la frontera inexistente de una república rebelde y mafiosa. Una aventura increíble. Más tarde comprendí que habíamos pagado un soborno, que ellos habían cometido abuso de poder y que con nuestra actitud contribuíamos a que se mantuviera una costumbre miserable. Estuvo mal y no se debe hacer.
Y la siguiente vez que las autoridades nos amenazaron (a mí y a Adrián) con la cárcel y nos pidieron un soborno para evitarla no pagamos. Sucedió al día siguiente, pero es una larga historia…
Aquella noche, en el autobús de vuelta, soñamos con nuestra siguiente aventura en la República de Moldavia. Y, creedme, habría de resultar tan grande como la de Transnistria, si no mayor aún.
Aquí acaba la odisea (nunca mejor dicho, como han podido comprobar) de mis compañeros Óscar, Adrián y Sergio, narrada de forma excelente por el consumidor de te más empedernido entre el Parque de Herastrau y la Piata Universitatii. Yo, por mi parte, me voy a España mañana, hasta el miércoles que viene, por lo que el blog CIERRA POR VACACIONES hasta el jueves 17 de agosto. Mis felicitaciones para los/as que tengan su Santo el día 15 de agosto, que sé que son muchos/as. Cuídense. A disfrutar.
Escuchando: “En el lago – Triana”.
Santoral: Lorenzo.
Efemérides:
997 – Las tropas de Almanzor saquean y destruyen la ciudad de Santiago de Compostela, llevándose como recompensa las campanas de la ciudad.
1343 – Una segunda exploración llega a las islas Canarias al mando del navegante mallorquín Jaime Ferrer.
1519 – Zarpa de Sevilla, España, la expedición mandada por el portugués Magallanes que descubriría el paso entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico y acabaría dando por primera vez la vuelta al mundo, demostrando la esfericidad de la Tierra.
1557 – Batalla de San Quintín: Las tropas españolas de Felipe II derrotan a las francesas de Enrique II.
1759 – Carlos III es proclamado rey de España.
1809 – En Quito, Ecuador, se produce el primer grito de independencia en las colonias españolas de América.
1913 – El territorio de Macedonia que pertenecía a Bulgaria es cedido en parte a Serbia y Grecia tras el tratado de Bucarest que pone fin a la segunda guerra balcánica.
1954 – Indonesia proclama su independencia y se desvincula de Holanda.
1964 – El papa Pablo VI publica su primera encíclica: “Eclesiam Suam”.
1982 – Se crea la Comunidad Autónoma de Canarias.
August 10, 2006 21 comentarios
Odisea en Transnistria (tercera parte…)
TIRASPOL
Volvimos al autobús para recorrer los 15 km que quedaban hasta Tiraspol. Atravesamos la ciudad fronteriza de Bender, ciudad mártir de la guerra moldavo-transnistria del 94. Ciudad desolada. Pasamos junto a la fortaleza turca del siglo XVIII, ocupada hoy día por las fuerzas del ejército ruso y cruzamos el estratégico puente sobre el río Dniester, defendido por unas cuantas piezas de artillería no demasiado bien camufladas.
Llegando a Tiraspol está el sorprendente estadio de fútbol del equipo de la ciudad, el FC Sheriff. Las lujosas instalaciones en el lugar más pobre y remoto de Europa eran una imagen casi onírica. Qién sabe si el tráfico internacional de armas ha financiado la construcción del estadio, como insinúan los detractores de la república rebelde.
Estadio Sheriff de Tiraspol. 5 estrellas UEFA
En la estación de autobuses nuestros compañeros de viaje se bajaron y desaparecieron rápidamente de nuestra vista. El chófer y la pelirroja se quedaron junto al autobús, mirándonos, a ver qué hacíamos. Nuestra prioridad inmediata era averiguar la hora del último bus para Chisinau, así que, tras consultar con la Pelirroja y ofrecerle un cigarrillo de los de Adrián en muestra de agradecimiento a todos sus servicios (cigarrillo que ella rechazó cortésmente), llegamos al despacho de billetes, una sala nueva y limpia con su flamante mapa de Transnistria como orgullosa decoración. El último autobús salía a las 19:00 horas; teníamos unas 4 horas para visitar la ciudad.
Cambiamos unos lei moldavos por rublos transnistrios y cogimos la Avenida Lenin en dirección al centro. Los más frikis del grupo (Adrián y yo) disfrutamos de manera enfermiza fotografiándonos con símbolos tan anacrónicas como hoces y martillos y efigies Lenin.
Nos habíamos planteado tratar de pasar desapercibidos, mezclarnos con el pueblo transnistrio, pero rápidamente nos dimos cuenta de que era una idea descabellada. Es imposible confundir a tres morenos con cara de despistados haciendo fotos como locos, uno de los cuales llevaba una mochila y la guía Lonely Planet en la mano, con el ciudadano tiraspolense medio. Llevábamos el estigma de guiri en nuestra frente (lo que no impidió que Adrián, que estaba bastante bien caracterizado, disfrutase cada minuto que duró su papel de transnistrio).
La transfiguración de Adrián Muriel
En la calle 25 de octubre con Lenin tuvimos un encuentro desagradable. Un hombre se precipitó hacia nosotros, desde el otro lado de la calle, con la intención aparente de preguntarnos la hora. Tras observarnos de cerca mientras le respondíamos, desapareció por una callejuela, sospechosamente en la misma dirección por la que había venido. En un pseudoestado policial como Transnistria, donde hasta los teléfonos públicos te dan línea directa con la milicia, este hombre no podía ser otra cosa que un informador o espía. Desde ese momento tuvimos la sospecha, tal vez infundada, de que nos estaban siguiendo.
No muy lejos de allí nos sentamos a comer en una agradable terraza. Mientras esperábamos la comida, observamos a la gente. Había grupos de chavales hablando entre ellos, algunas familias se sentaban en un banco para beber unas cervezas a la sombra, otros paseaban. Apenas había coches en la calle y la sensación general era de una ciudad plácida y tranquila.
Después de comer paseamos por una especie de mercadillo cutre, en el que no vendían ningún souvenir que valiese la pena; compramos unas botellas de brandy, Adrián se llevó una taza fea y nos fuimos. Junto con los pocos rublos transnistrios que trajimos de vuelta, fueron los únicos recuerdos físicos que nos llevamos del país.
De vuelta a la calle 25 de octubre, pasamos delante de varias tiendas de juguetes, que en una grotesca ironía sólo vendían pistolas de agua y armas de juguete. Muy siniestro.
Juguetería transnistria
En Correos nos detuvimos a cambiar dinero. El cajero mataba el tiempo charlando con un amigo, pues, ¿quién cambia dinero en Tiraspol un domingo? Sergio y yo cambiamos 20 €, y cuando Adrián iba a cambiar otros 20 € el cajero cerró la ventanilla, dejando a Adrián con un palmo de narices, y a su amigo totalmente colgado. Adrián lanzó al amigo del cajero una mirada desesperada, en busca de una explicación a lo que había pasado; éste golpeó tranquilamente la ventanilla y llamó “Igor, Igor!”. El cajero Igor abrió con cara de mala leche y miró primero a su amigo y después a Adrián. El billete de 20 € le dejó impresionado. Dijo que no quedaban más rublos transnistrios. Habíamos hecho saltar la banca con 40 €. Ante nuestra insistencia, el cajero le cambió 10 € y cerró el chiringuito. Nosotros nos fuimos, convertidos en un trío de George Soros a escala reducida.
Detalle de cabina telefónica transnistria. Opción número 2, línea directa con la Milicia
Al final de la avenida 25 de octubre se abre un amplio espacio, donde se concentran las atracciones imprescindibles de nuestro viaje. A mano izquierda se alza imponente tanque heroico de la Segunda Guerra Mundial, justo delante del monumento a los caídos por Transnistria y por el Socialismo. A mano derecha un amplio espacio verde, presidido por la estatua ecuestre del general Suvorov (fundador de la ciudad), y más lejos la Catedral Ortodoxa. De frente, al final de la avenida 25 de octubre, se alza el Soviet Supremo de Transnistria, escoltado por la colosal estatua de Lenin, orgullosos símbolos de la libertad o de la opresión.
El tanque heroico de Tiraspol, Sergio y yo
El puente peatonal sobre el río Nistru, muy cerca del tanque, estaba ocupado por familias que paseaban plácidamente. Jugueteamos como buenos guiris en el tanque, siguiendo el inocente ejemplo de un par de niños de 13 años. Los niños se presentaron cortésmente y nos contaron que el tanque había estallado al pisar una mina durante la Segunda Guerra Mundial. Se expresaban en inglés muy correcto. Charlamos durante una buena media hora, saciando su curiosidad sobre el mundo exterior. A nuestra pregunta de si habían estado alguna vez en la República de Moldavia, nos dijeron que no, porque Transnistria es su patria.
Sus padres trabajaban en fábricas transnistrias (aunque no de armas) y los niños parecían llevar una buena vida. Presumían de sus ordenadores y les fascinaban los videojuegos. Decían que en el colegio leían la prensa extranjera y discutían sobre ella. Eran abiertos, educados y simpáticos. En el colmo de la amabilidad, sacaron unas cuantas monedas y nos las regalaron, como recuerdo. Sí, nos dieron unas moneditas unos niños que nos encontramos por la calle en el supuestamente lugar más pobre de Europa. Les correspondimos con dinero moldavo y rumano, y nos despedimos admirados de su inocencia y simpatía.
Las nuevas generaciones transnistrias
Escuchando: “Vapensiero – Nabucco – Verdi”.
Santoral: Justo,Román.
Efemérides:
378 – Batalla de Adrianópolis (actual Edirne en Turquía) entre los visigodos y el ejército romano liderado por el emperador Valente, quién este último cae muerto en la contienda.
1173 – Se inicia la construcción de la Torre de Pisa.
1902 – Coronan el rey Eduardo VII del Reino Unido
1965 – Singapur alcanza su independecia de Malasia.
1974 – Richard Nixon abandona sus funciones en la presidencia de los Estados Unidos.
August 9, 2006 11 comentarios
Odisea en Transnistria (segunda parte…)
UNA FRONTERA ESPECIAL
El viaje duró apenas una hora. Vimos un tanque camuflado a la izquierda de la carretera, y 1km más adelante se veía un edificio con la bandera verde y roja de Transnistria y el escudo soviético. “Dios, la frontera!!!!!! No hay vuelta atrás”. Sentimos una de las impresiones más fuertes de nuestras vidas. El autobús redujo velocidad en la tierra de nadie, unos 300 metros de carretera desolada. Después había una valla flanqueada por unos cuantos soldados, que el autobús esquivó, y se detuvo allí mismo. Había una especie de barracón gris, como prefabricado, de plástico. El edificio principal de la frontera quedaba unos 50 metros más adelante. Nos hicieron bajar a todos allí mismo y nos separaron en dos grupos. Los moldavos (es decir, todos excepto nosotros tres), se dirigieron a pie al edificio principal. La Pelirroja le dijo a un soldado calvo con un cierto parecido a Yul Brinner que éramos extranjeros, y éste nos llevó al interior del barracón gris.
Escudo de armas soviético-transnistrio
El barracón era muy pequeño, unos 20 metro cuadrados, pero estaba dividido en tres habitaciones. En la primera, donde esperamos un par de minutos, no había nada. La segunda y la tercera eran unos pequeños despachos, oscuros y opresivos como en una pesadilla kafkiana. Seguimos a Yul Brinner hasta la tercera habitación, en la que había un oficial de aspecto serio sentado tras una mesita superpoblada por papeles. Nos invitó a tomar asiento, y aunque había dos sillas, sólo yo me senté.
Nos preguntó generalidades en un rudimentario rumano. Temíamos que pudiera descubrir que viajábamos con pasaportes de servicio, ya que suponíamos que este hecho perjudicaba nuestra causa: el oficial podía negarnos la entrada, suponiéndonos espías, o podía negarnos la salida y extorsionarnos desde una posición de fuerza. Le dijimos que el objeto de nuestra visita era turismo; observó nuestro visado y noi dijo que no, que allí ponía “Serviciu”. “La cagamos, viejos!”, fue lo primero que pensé, “hemos mentido a un oficial soviético y nos ha descubierto”. Inconcebiblemente no insistió en este hecho, ni se dio cuenta de que los pasaportes que tenía en sus manos eran de funcionarios de la embajada. Nos dijo que todo estaba en regla y nos dejó marchar.
Yul Brinner nos señaló el edificio principal de la frontera, donde nos unimos al resto del grupo para comprar por unos céntimos de euro un papelito cutre pero de vital importancia: el “visado” transnistrio. Salimos del edificio y cruzamos la barrera anexa al mismo a pie (pues nuestro autobús se había adelantado unos metros). Cuando habíamos penetrado cinco metros en el otro lado de la barrera, un soldado armado nos dio el alto. Atravesados por su mirada y la de otros 3 o 4 camaradas suyos armados, le mostramos nuestros “visados”, y con la ayuda de la Pelirroja, que andaba por allí, calmamos los ánimos de todo el mundo.
Lo primero que hicimos en territorio transnistrio fue ir al servicio. No nos sorprendió que fuera un agujero inmundo excavado en el suelo.
Escuchando: “The bad touch – Bloodhound gang”.
Santoral: Domingo de Guzmán.
Efemérides:
1235 – Invasión del Reino de Aragón de la isla de Ibiza.
1774 – Juan Pérez al mando de la fragata de la Armada Española “Santiago” descubre la isla de Quadra hoy conocida como Vancouver.
1945 – La URSS declara la guerra a Japón e invade Manchuria. Firma de la Carta de las Naciones Unidas por los Estados Unidos.
1949 – Bután gana su independencia.
1992 – España gana en el Camp Nou de Barcelona sus primeros Juegos Olímpicos en la modalidad de fútbol al derrotar a Polonia por 3-2.
August 8, 2006 7 comentarios
Odisea en Transnistria (primera parte…)
Con este post comienza una serie escrita por mi compañero de piso y beca, Óscar Abad. En ellos, relata el viaje que emprendió junto con Adrián y Sergio a la república de Transnistria. No, no la busquen en los mapas. Aunque no tomé parte en aquel viaje, estimando su alto valor emocional para los expedicionarios y la información de primera mano sobre un tema tan interesante, esta semana publicaré el documento íntegro. Bienvenidos a Transnistria…
INTRODUCCIÓN
Cada uno de los miembros de la comunidad becaria de Bucarest tenemos marcados en el mapa nuestros viajes imprescindibles. Hay quien sueña con su fin de semana en Budapest, hay quien suspira por irse de puente a Estambul…
El fin de semana de la Pascua Ortodoxa llegó el turno de mi viaje especial: la República de Moldavia. Esta pequeña y sorprendente ex República Soviética posee, entre sus muchos encantos, uno de los destinos turísticos más frikis del mundo. Me refiero a la República (rebelde) de Transnistria (también conocida como Transdniéster, Cisniéster, Pridnestrovia o inclusos como “Stinga Nistrului”).
La región de Transnistria es una estrecha franja de terreno al este de Moldavia, entre el río Nistru/Dniester y la frontera con Ucrania. Está poblada por apenas 550.000 habitantes, mayoritariamente de etnia rusa y ucraniana, con una minoría moldavo-rumana.
La República de Transnistria ha sido de facto independiente desde el 2 de septiembre de 1990, cuando declaró su independencia de Moldavia y, apoyada por contingentes de voluntarios rusos, ucranianos y cosacos, y por el 14º regimiento del Ejército Soviético, derrotó a las fuerzas moldavas en la guerra de Transnistria.
Transnistria es a día de hoy una pseudodemocracia comunista, en la que el pueblo elige directamente a sus representantes al Soviet Supremo y a su presidente Igor Smirnov (porque siempre gana el mismo). Un regimiento de tropas rusas (antiguo 14º regimiento soviético) mantiene el orden en las calles y guarda la frontera con Moldavia. La economía del país se sustenta en su industria pesada y, según las malas lenguas, en el contrabando de armas. Para más información, consultar la Wikipedia.
El viaje a la República de Moldavia duró desde la noche del viernes hasta el martes tarde. Un viaje numeroso en maravillas, una sucesión de terremotos íntimos, de rarezas galopantes, de experiencias inolvidables y de raciones servidas en plato pequeño del placer sutil de lo inesperado. Pero ahora me limitaré a narrar los curiosos sucesos del domingo 23 de abril de 2006, obviando viernes, sábado, lunes y martes, que son materia de otras historias que algún día saldrán a la luz.
CAMINO A TRANSNISTRIA
El domingo no demasiado temprano llegamos a la estación de autobúses de Chisinau rumbo a Tiraspol, ciudad misteriosa más allá de toda protección diplomática, ciudad prohibida, capital de la no reconocida República rebelde y mafiosa de Transnistria.
La estación de autobuses era gris, triste bajo la llovizna de Chisinau. “Trei bilete pentru Tiraspol” dije, y cuando los tuve en mis manos a cambio de 63 lei moldavos (poco más de 3 euros) crucé unas miradas de incredulidad con Adrián y Sergio, sabiendo que estábamos arriesgando nuestras vidas para alimentar una insana curiosidad.
Estación de autobuses de Chisinau
Nuestro autobús era en realidad un microbús (o maxitaxi, como se les llama por estas latitudes) totalmente lleno de gente, sin una sola plaza libre. El chófer, contrariado, cogió los billetes de mi mano y desapareció dentro del edificio de la estación. Un taxista que se aburría junto a los autobuses comenzó a cantar con siniestra monotonía “Tiraspol, Tiraspol, Tiraspol”. La horrible tonada fue como un golpe de realidad en nuestras caras; “¡Dios, nos vamos a Tiraspol!” pensé. Estuvimos unos minutos en silencio; yo sentí una inquietud abstracta, llamadle miedo si queréis, me pareció que habíamos comprado un billete de autobús hacia el infierno. Y sin embargo al mismo tiempo lo que más temía era que regresara el chófer y nos dijera que no podíamos salir.
Y regresó, el chofer, y nos devolvió los 63 lei que habíamos pagado, señalándonos un despacho alternativo en el que podíamos comprar billetes para el siguiente autobús, que salía 20 minutos más tarde. Una pelirroja que estaba por allí y parecía gozar de una extraña autoridad sobre la gente de la estación de autobuses nos asesoró en el proceso (descubriríamos más tarde que la pelirroja era la encargada del autobús). Volví a decir eso de “trei bilete pentru Tiraspol” y me sentí egoísta por, reincidiendo, no haber permitido a Sergio o Adrián pronunciar esta vez la inconcebible frase.
Transnistria a cambio de 3 €, esta vez sí
Tomamos asiento al fondo del autobús y taciturnos esperamos a que se llenara. Minutos antes de partir, Adrián recordó ciertos rumores acerca de la utilidad del tabaco como medio para ganarse el favor de los presuntamente corrompibles guardias de frontera transnistrios, y en una acción relámpago bajó del autobús y se precipitó sobre el kiosko de la estación, donde compró tres cajetillas de tabaco, una por viajero. Al distribuirlas, de vuelta en el autobús, el propio Adrián se dio cuenta de que había comprado cigarrillos finos, de mujer. De dudosa idoneidad para agasajar a rudos soldados soviéticos.
Escuchando: “Walk on the wild side – Lou Reed”.
Santoral: Cayetano.
Efemérides:
1711 – Se celebra la primera carrera de caballos en Ascot.
1815 – Napoleón Bonaparte es desterrado a la isla de Santa Elena.
1819 – Con la Batalla de Boyacá se sella la independencia de Colombia ante España.
1858 – Ottawa es elegida como la capital de Canadá por la Reina Victoria.
1919 – El Congreso aprueba el dictamen referente al ingreso de España en la Sociedad de Naciones.
1960 – Costa de Marfil se independiza de Francia.
1984 – Iraq reanuda el ataque contra Irán con mísiles a los barcos petroleros que navegan por el golfo Pérsico.
1990 – Tras la invasión de Kuwait por Iraq, Turquía cierra el oleoducto que transportaba petróleo iraquí al Mediterráneo.
1994 – X Conferencia Internacional sobre el SIDA en Yokohama (Japón), enfermedad que afectaba ya a 36,1 millones de personas en todo el mundo.
1996 – Mueren 87 personas y 183 resultan heridas como consecuencia de una riada provocada por una tormenta que arrasó un camping llamado “Las nieves”, cerca de Biescas (Huesca).
1998 – Mueren 258 personas y 5.000 resultan heridas en dos atentados perpetrados por el Frente Islámico del saudí Osama Ben Laden contra las Embajadas de EE.UU. en Nairobi y Dar Es Salam.
August 7, 2006 6 comentarios
Un paseo por Viena
Hace ya casi unas tres semanitas que cogía el vuelo de SkyEurope hacia Bratislava, para desde allí dirigirme a Viena en autobús. Allí me esperaba Mirja, Piter, y una ciudad preciosa y muy, muy, muy silenciosa. Al menos en determinadas zonas. Es un cambio muy brusco pasar de Bucarest a Viena en algo menos de cuatro horas.
No esperéis que sea éste un post turístico, bien documentado y con fotos de los sitios más emblemáticos de Viena, pues no lo es.
Ese fin de semana fui a descansar, a desconectar y disfrutar con la buena gente que se puede encontrar en esa ciudad como staff de la oficina homóloga a la mía. El hecho de que los diez días anteriores había estado griposo, y que todavía no me había recuperado (ni mucho menos) no hizo sino acrecentar mis pocas ganas de hacer recorridos exhaustivos por la ciudad.
Para septiembre, mes en el que volveré, queda pendiente la excursión de turista intrépido. Viena tiene muchos lugares con un encanto fuera de toda duda. Encierra mucha historia en su perímetro, parte de la cual me gustaría reflejar aquí. Lo haré entonces…
El sábado estuvimos dando un paseo en bicicleta por toda la ciudad. Era la primera vez en un año que me subía a una bici, y Mirja me dio una paliza considerable. No dije nada por vergüenza torera, pero acabé ese día totalmente reventado.
Puede que ese fuera uno de los motivos para que por la noche estuviese tan cansado que cuando quedamos con Piter para echar unas birritas y jugar un par de billares, me humillase de forma despiadada y cruel. La próxima vez no te resultará tan fácil, cuñaaaaaaoooooooooo…
Una de las múltiples paradas con la bicicleta…
la hicimos aquí…
Me hizo gracia descubrir una sucursal de la empresa más insegura del mundo, y ni siquiera es una aerolínea de bajo coste… (pildorazo directo a Sergio, ¿sólo?):
Y ahora todos juntos, canten conmigo… ¡¡Arriba…
…y abajo!!
El domingo estuvimos en Baden bei Wien (nombre completo, para no confundir)…
Fue una excursión muy completa. Baden es un pueblo precioso, supertranquilo, con unos parques extensísimos y muy bonitos… de allí hicimos un recorrido muy relajante, en coche, rodeados de unos campos con colores muy vivos, buscando el lago X (no recuerdo el nombre). Cuando llegamos nos encontramos con un ambiente muy familiar y relajado. Allí había escuelas de hacer surf, windsurf, kitesurf… la verdad es que era un sitio muy apetecible para pegarse allí unos días. Lástima que sólo tuviéramos unas horitas, y que llegásemos más allá de las 18:00, cuando ya el sol no tenía la fuerza necesaria como para empujarme al agua. De allí a Viena, con parada por el camino para reponer fuerzas con una fantástica cena. El lunes para Bucarest… y hasta hoy.
Hoy, por cierto… me voy a Sofía, la capital de Bulgaria. Pero esa es otra historia, y como tal, debe ser contada en otro post… cuídense.
Escuchando: “La chispa adecuada – Héroes del Silencio”.
Santoral: Lidia.
Cumpleaños: Teresa Mosteyrín “Oco”. David Bonilla “Winfree”. Ana Carnal.
Efemérides:
1492 – Cristóbal Colón sale del puerto de Palos de la Frontera, Huelva, España. El mismo día, los Reyes Católicos expulsan a los judíos de España.
1704 – Comienza el bombardeo naval contra la guarnición de Gibraltar por las fuerzas navales del contralmirante Rooke, que duró cinco horas, durante las cuales 900 cañones hicieron 3.600 disparos.
1914 – Alemania declara la guerra a Francia.
1923 – Después la muerte de Warren G. Harding, inauguran Calvin Coolidge a la presidencia de los Estados Unidos.
1960 – Níger alcanza la independencia de Francia.
2005 – Golpe de estado en Mauritania.
August 3, 2006 Comments Off on Un paseo por Viena