Hacer la maleta es una de esas cosas en la vida que hay que pensar bien antes de hacerlas. Es normal que se te hagan las 2:44 am y todavía estés a medias. Menos mal que siempre queda la buena música y la ilusión, toda la del mundo, de ir cerrando cremalleras.

Hay varias cosas que me gustaría llevarme y no lo haré, porque no estoy apegado a los objetos materiales (salvo honrosas excepciones). Hay varias personas que me gustaría seguir viendo y no podré. Algo de ellas me llevo en la maleta. Cerrando cremalleras.

En la maleta sólo cabe lo imprescindible, lo que vas a usar en tu destino, lo que de alguna forma te resulta útil… lo que se demostró válido en el pasado. En ella sobran regalos superfluos, vacíos y huecos, sobran sonrisas falsas y cariño de conveniencia. Sobran las dobleces y las intrigas. Sobra ruido. Todo eso va fuera. Cerrando cremalleras.

Vamos terminando. Habrá que ir a dormir…