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Category — Gente

Del “catalá”, Espoiler y Dalí

Hace ya varias semanas que añadí a mi lista de feeds en Google Reader un blog con el que me he reído bastante. Se trata del blog que Hernán Casciari tiene en El País. En sus propias palabras, “está pensado para las miles de personas que eligen ver televisión de calidad, en lugar de quejarse de la telebasura“.

Lo cierto es que sólo enciendo la televisión cuando emiten al Sevilla FC en abierto, pero me gusta estar informado, por si algún día me da por dejar el libro de turno en la mesita de noche. Y me fío de Hernán Casciari. No lo conozco, pero al leerlo tengo la impresión de que tenemos gustos muy parecidos.

La lectura de posts como éste no hace sino aumentar esa sensación. Ni quitaría ni pondría una sóla coma al mismo. Recomiendo encarecidamente su lectura. Quizás a más de uno se le caiga una venda. Lástima que haya mucha momia suelta.

Un pequeño extracto:

“Sobreprotegen su lengua catalana como una madre protegería a un niño enfermito y débil que no supiera desarrollarse; no la dejan vivir en paz, no le abren el portón para que juegue con otras lenguas en la plaza. Protegen el catalán encerrándolo en casa y entornado las ventanas, tomándole la temperatura cada hora y cuarto, creyendo que se va a morir si no lo abrazan fuerte, si no lo llevan de la mano y le dan el jarabe en la boca.

No se dan cuenta —algún día lo harán— que de tanto abrazar a la lengua que aman, la están asfixiando.”

Justo después, Google Reader me mostraba la

July 3, 2007   4 comentarios

Legendario Sevilla FC

Se me han agotado los calificativos para describir lo que está haciendo el Sevilla FC desde hace un par de años. Y es que diga lo que diga, escriba lo que escriba, piense lo que piense, me quedaré corto. Ya sé que no hemos ganado 300 ligas, 345 copas del Rey, 12 Champions y 11 Intercontinentales, amén de 500 supercopas de cada. Ya sé que no tenemos 100 millones de seguidores repartidos por el mundo entero, ni son 100 los millones de euros que podríamos gastarnos en un futbolista. Tampoco se cuentan por centenares las cadenas de televisión, radio, periódicos… que ensalzan hasta el hastío nuestros triunfos y ocultan con amor y paciencia maternales nuestros defectos. Que se empeñan en poner piedras día tras día en el camino de nuestros “enemigos”. Que tratan como a enemigos a todos los equipos que nos pueden robar algo de gloria.

No, no tenemos nada de eso. En realidad, lo único que tenemos, y que sabemos que NUNCA va a fallarnos, es un SENTIMIENTO enorme e inexplicable (aunque tú, Quique, estuviste muy cerquita de plasmarlo en ese vídeo). Alguna vez he tratado de explicarle a más de una persona, incluso a mi mismo, cómo es posible que un grupo de tíos corriendo detrás de una pelota (esta “definición” es de la mejor madre del mundo del año 2006 y de todos los anteriores de mi vida, o sea, la mía) me haga tan feliz o tan desgraciado.

Lo cierto es que no hay que magnificar las cosas. Todos tenemos una vida, y el fútbol no es más que una parte más del puzzle que vamos completando día a día. Se puede poner más o menos intensidad en las piezas del rompecabezas, de forma que se sufra más o menos. Se puede superar la pérdida de una pieza con la alegría que supone colocar otra. La intensidad e importancia que los sentimientos tienen en el día a día varían de una persona a otra, y, en una misma persona, en función de gran cantidad de factores. Pero se puede “quitar” importancia a ciertos piezas del rompecabezas. Es cuestión de principios. Por ejemplo, existen aficionados al fútbol a los cuales sus equipos les dan absolutamente igual cuando no obtienen grandes triunfos ni titulares. En cuanto estos llegan, son los más forofos del mundo. Este tipo de personas nunca podrá llegar a disfrutar ni sentir nada realmente grande. Prefieren protegerse en los malos momentos, pensando que pueden saltar de un gran momento a otro, yendo por la vida cual si de un camino de rosas se tratase, recibiendo palmaditas en la espalda, y arrimándose siempre al buen árbol…

Pero sólo cuando se llora de dolor, cuando se toca fondo, cuando se saborea la derrota, la impotencia, la desesperación, la nada más absoluta es cuando se disfrutan de verdad los éxitos. Y de dolor, de derrotas, de impotencia, de desesperación, de que nos ninguneen… de todo ello tenemos muchísima experiencia los sevillistas. No sólo a nivel futbolístico. Y creo que ahí está la clave del enorme sentimiento que esta afición pone siempre que salen los once (uno por barra del escudo) al campo.

Fui socio del Sevilla muchos años en mi infancia y durante mi adolescencia. Entre ellos, fui socio los tres años que, viviendo yo, pasó en Segunda. Los tres. Gol Norte, grada baja, poste izquierdo de la portería, hacia arriba hasta el muro que la separa de los pasillos del estadio. Yo vi perder al Sevilla 0-4 contra un equipo cuyo mejor jugador en aquella época era un canterano fugado de nuestra casa a las primeras de cambio. Lo he visto perder con filiales de supuestos equipos grandes. Lo he visto ser eliminado de la Copa del Rey por auténticas bandas. Os podéis imaginar la banda que éramos nosotros entonces. He llorado mucho por y con este equipo. Me he lamentado amargamente por no haber podido ser futbolista y poner todo el amor que le tengo a ese escudo, a esas once barras, a esas siete letras, a esos tres santos… a ese balón… a un balón, sobre un campo de fútbol.

Alimenté mi sevillismo pensando en blanco y negro, soñando con el Niño de Oro…

Y, de pronto aparece un tipo que empieza a hablar de recuperar el orgullo, de profesionalizar la entidad, de la importancia del escudo, la bandera y la afición por encima de los nombres de los jugadores… ¿estará loco?… de que no hay nadie imprescindible, de vender caro y fichar bien, de olvidar las rencillas locales que nos impiden crecer, de seguir mimando la cantera, de ilusionar a la afición… ¡definitivamente está loco! Pero es que además de hablar sobre eso, lo cumple: se rodea de gente competente, y además, sevillista, que los hay entre nosotros, vaya si los hay; se ponen las bases, hay un caldo de cultivo ideal para trabajar. Y se trabaja, se trabaja mucho. Se le echa casta, coraje, imaginación, picardía, cojones. Se mira al frente, se llenan las alforjas de ilusión.

El Centenario. Qué Centenario. El Arrebato pone su corazón y su garganta.

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Las viejas glorias, su granito de arena. Tú, y yo, y el otro, también. Todos. Un artista sevillista venido de donde el calor aprieta más todavía que en nuestra ciudad…

Los resultados comienzan a llegar, el dpto. de Marketing empieza a bombardearnos con periódicos, revistas, pósters, la radio oficial, la televisión oficial. Ir a la bombonera de Nervión deja de ser autoflagelarse y se convierte en la mayor alegría de la semana. La gente deja de ir con el ABC bajo el brazo, para vestir orgulloso la camiseta de la última final y la bufanda de la penúltima eliminatoria europea.

Monchi y Juande, Juande y Monchi, son “los que saben de esto” en el Sevilla. Y también trabajan, trabajan mucho. Y hablan poco. Ya habla por ellos ese otro tipo, “el loco”. Ya se lleva él todos los palos de los que no saben cómo meterle mano a esta fortaleza que es el Sevilla de hoy día. Estoy tranquilo. Sé que “está loco”, así que sé que por muchos palos que le den no va a parar. Rezo para que no vuelva a él la cordura, si alguna vez la tuvo. Os dejo la foto de “otro loco” que tampoco paró en su día, para que veáis la mirada de la locura, de la locura sevillista…

Las lágrimas de pena se transformaron en lágrimas de ilusión, de rabia contenida, de gloria. No cabe duda que esto no pasó en dos días. Ni fue fruto de la casualidad. Pero si tuviera que elegir un momento como punto de inflexión, elegiría (y conmigo, seguro, el 90% de los sevillistas) el gol de Antonio Puerta en el partido de vuelta al Schalke 04, en el mes de abril de 2006. Ese gol nos metía en la primera final después de más de 40 años de desencantos. Después de que tuviéramos que imaginarnos ese escudo que tantas hormigas despierta en nuestros estómagos levantando copas en blanco y negro, a la lumbre de una cálida conversación con nuestros abuelos. Ni siquiera nuestros padres podían contarnos nada tan grande.

Ninguna copa. Ningún gran triunfo. Ningún motivo para enorgullecerse especialmente. Ninguno, si no fuera por este sentimiento. Por esta afición. Por esta enorme masa social que no se rindió. Que ahorró fuerzas para explotar. Que ha explotado.

No pude estar en Eindhoven. No pude estar en Mónaco. Viví ambos triunfos desde Bucarest, con una alegría y orgullo difícilmente explicables con palabras. Los que me tuvieron que “aguantar” en aquellas fechas tienen y tendrán un hueco en mi pequeño altar particular de la paciencia. Espero que sepan perdonármelo y que lo comprendan.

Glasgow lo viví en Madrid. Rodeado de compañeros de amarguras, ahora de alegrías, en una peña sevillista sita en el pub Tot Madrid (metro Ciudad Lineal, ambientazo para ver los partidos de nuestro Sevilla FC).

Durante este año, pude ver en directo a nuestro Sevilla FC en distintos escenarios. En el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, contra el AZ Alkmaar (gracias Luis, por el carnet), donde tuve que asistir con todo el dolor de mi corazón a uno de los poquísimos fallos que ha tenido el más grande jugador de la historia reciente del Sevilla, don David Castedo Escudero, y que fue especialmente significativo por habernos dejado a las puertas del récord de imbatibilidad casera en partidos europeos. Aunque si por cada jugador con la profesionalidad, la gallardía, la nobleza y la garra de don David Castedo tenemos que perder un récord, firmo ser del equipo antirécord.

Pude ver al Sevilla en la Romareda, donde también perdimos, en un partido que será más recordado por el combate pugilístico que por el futbolístico, o por la magnífica acogida que nos dieron a Javier y a mi nuestras amabilísimas cicerones mañicas, Adriana y Patricia.

O por la foto que me hice con “el loco”:

O con el que “descansará cuando se muera”:

Me desplacé a Bucarest, pocos meses después de abandonarla con la idea de no volver en diez o quince años, sólo unos meses después. La razón… tenía demasiados sentimientos respecto a un duelo Steaua de Bucarest – Sevilla FC como para no estar presente en Ghencea. Me costó mucho trabajito, pero mereció la pena. Para mi ese viaje fue mi Eindhoven y mi Glasgow. La cervecita con don Jesús Alvarado y un nuevo apretón de manos con don José María del Nido no fueron sino pequeños sellos que lacraron el cierre de deudas históricas que mi equipo había contraído con mi corazón. El reencuentro con la comunidad “rumañola” también ayudó a hacer de ese viaje algo muy especial y que nunca podré olvidar. Por cierto, desde aquí quiero desear toda la felicidad del mundo a Daniel, aka Gabarrescu o Gabarrakis, y Alexandra, ante su inminente boda. Él y otros dos amigos que sienten (exclusivamente y compartiendo, Francis y Óscar) en culé, derrocharon clase y torería al venir conmigo a Ghencea a animar al Sevilla FC, tras haberme “aguantado” un 25 de agosto delante de una pantalla en un pub de Bucarest. No encuentro las fotos de este partido. Deben estar en algún lugar de tu disco duro, Óscar.

Estuve en Vallecas, haciendo proselitismo sevillista con mi ex-compañero de piso Thomas, y tratando de calentar los ánimos de nuestros jugadores, que estuvieron algo fríos en la gélida noche madrileña. 0-0 fue el resultado. La competición era la Copa del Rey…

Así pues, en la mejor temporada de la historia del Sevilla FC, puedo decir que he presenciado al menos un partido del equipo en cada una de las competiciones que ha disputado, rompiéndome la garganta en cada uno de ellos. Exceptuando la Supercopa de Europa, que al ser una competición de un partido no daba mucho margen de maniobra. En cualquier caso ese “error” ya está subsanado, dado que estaré en Mónaco el próximo 31 de agosto. Ni tengo entrada ni creo que pueda conseguirla, pero pondré mi granito de arena para enfriar los ánimos de los tifosi milanistas durante la fiesta del día de partido, y aprovecharé para volver a ver a Cristian y Margotte, la divertida pareja que nos adoptó a Mirja y a mi cuando estuvimos en Semana Santa en Marsella (lo sé, tengo el post pendiente). Ahora bien, el día más feliz de mi vida como sevillista lo viví ayer. Llevo seis meses en Madrid, durante los cuales he tenido momentos buenos y otros no tanto. Para mi, “recibir” a 65, 70, 75 (los que fueran) mil sevillistas, poder cantar con ellos lo que tantas veces habré cantado con dos o tres, o sólo, durante los cerca de dos años que llevo fuera de Sevilla, sentir su calor, su arte… reconocerme en ellos, sentirme como en Sevilla, como en mi casa… eso no tiene precio.

Cuando mi padre, unas semanas antes de la final, me llamó y me dijo que un amigo suyo le ofrecía una entrada en la zona del Getafe para mi, a precio oficial, sin 1 € de lucro, no me lo podía creer. Grande papá, y grande tu colega, Sergio. Cuando franqueaba la puerta número 20 del Santiago Bernabéu, iba tan lleno de ilusión, no ya por la posible victoria, sino por la posibilidad de estar ahí, de disfrutar una final, en Madrid, de mi Sevilla, en un estadio repleto de seguidores sevillistas (creo no exagerar ni un ápice cuando digo que éramos un 80% del graderío). Mucha gente decía que en ilusión ganaba el Getafe. En conjunto, ni lo sé ni hay forma humana de saberlo, pero a mi anoche no me ganaba nadie cuando empecé a levantar mi bandera del Centenario rodeado de cartulinas azules. Cuando veía que alguna mirada se posaba en el escudo de mi camiseta. Cuando alzaba mi bufanda de la peluza estilista (el grupo ultra más parecido a los Biris que he visto un campo de fútbol)…

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El partido, lo de menos. El resultado, no voy a decir que también, que nadie se asuste. Se ganó. Y es que este equipo no sabe hacer otra cosa. Destroza las finales, pero también las sabe sufrir. O te golea o te perdona hasta que lo llevas a los penaltis. O te da un picotazo mortal y luego te asfixia, hasta que mueres lenta e impotentemente. Esto último es lo que le hizo ayer al Getafe, deportivamente hablando. A nivel humano, tengo que reconocer que la afición getafense, en las personas de las familias y chavalotes que tenía a mi alrededor, dio una lección de saber estar, como la del Sevilla. Hubo algunos que se calentaron, por ambas partes, y la fiesta casi se tuerce. Afortunadamente, se calmaron los ánimos ante la evidente superioridad de los que querían que siguiera adelante, y de su enorme cordura.

Vídeo grabado por mi amigo Gons; gracias campeón

El reencuentro con muchísima gente de Sevilla que no veía desde hacía bastante tiempo (algunos desde hacía muchos años) añadió más emoción a un día ya saturado de ellas desde sus inicios. El fin de semana entero ha sido como una explosión. Pero se acabó.

Gonzalo, Tole y yo 

Con un madridista enrrolladete

Y tengo que poner otras piezas en mi puzzle. Me tengo que levantar a las 6:40, y son ya más de las 2 de la mañana. Habrá que ir pensando en descansar.

Si eres sevillista, ¡enhorabuena!. Por serlo, por la Copa del Rey, y por el ascenso de nuestra muchachada a la segunda división. Y por tantas cosas…

Y si no eres sevillista, aún estás a tiempo. Si no te lo crees, mírate el corazón y lee los requisitos necesarios. Ya los redactaron unos visionarios un lejano 14 de octubre de 1905 (no puedo escribir ese año sin acordarme de ti, abuelo)… los puedes encontrar en la siguiente foto, con la que me despido. Grande. Enorme. Legendario… Sevilla Football Club.

June 24, 2007   Comments Off on Legendario Sevilla FC

Las Hurdes

Tengo pendientes algunos viajes para postear. Desde que estoy en España de nuevo, el tiempo pasa más rápido. Al menos esa es la impresión que tengo, después de más de seis meses transcurridos desde que dejé Bucarest. Tres meses en Sevilla, y tres en Madrid. Y en esta última sigo, y seguiré, al menos durante diez meses más, salvo hecatombe perfecta.

Algunos de los viajes han sido al extranjero (Portugal, Francia), y otros, por España (Granada). Pero ha habido uno que no sabría clasificar…

Si bien el territorio es nacional, no me gustaría encasillarlo en esta segunda categoría. Me gustaría encuadrarlo en una categoría diferente. Fue a un lugar apartado. Muy apartado. Casi diría que no parece de este mundo. Mágico. Evocador. Tranquilo. Precioso.

Las Hurdes.

Un viejo amigo de mi hermana Virginia, Basiliso, tiene una casa en el precioso pueblo de Ovejuela. En el que iba a ser el último viaje que iba a hacer con mi fiel Saxito 1.5 diesel (gran coche), nos pusimos en marcha Mirja y yo, después de un par de llamadas telefónicas a Siso mediante las que nos describió amablemente cómo llegar.

Estuvimos en una magnífica casa rural denominada El Tomillar, y allí pasamos un fin de semana realmente espectacular, tanto por la ingente cantidad de agua que cayó, como por los paisajes de otro mundo de los que pudimos disfrutar.

Guiados por el excelente conocimiento de la zona del propio Siso y su familia, visitamos los pueblos anejos de Trevejo y Acebo.

Desde aquí me gustaría agradecer una vez más a Basiliso su extraordinaria atención para con nosotros, y enviarle un gran abrazo y muchos recuerdos para toda su gran familia (Dieguito incluído, por supuesto).

Escuchando: Carrusel Deportivo.
Santoral: Basilisa y Anastasia.
Efemérides:
1408 – España: Yusuf III, rey de Granada, firma una tregua con los cristianos.
1912 – El barco más lujoso del mundo en su momento, RMS Titanic, chocó con un iceberg y empezó a hundirse a las 12:10.
1920 – España: fundación del Partido Comunista Español, que al año siguiente se uniría al Partido Comunista Obrero Español para fundar el Partido Comunista de España.
1994 – Representantes de 124 países y la Comunidad Europea firman los Acuerdos de Marrakech, que revisan el GATT y preceden a la Organización Mundial de Comercio (Entrarían en vigor el 1 de enero de 1995).

April 15, 2007   Comments Off on Las Hurdes

Steve Jobs en estado puro

Son quince minutos. Realmente merecen la pena. Tiene alrededor de dos años. Muchos lo habréis visto, o leído. Si no, repito: merece la pena hacer un parón y compartir las reflexiones que lanza Jobs.

Actualización: Se me olvidaba: vía Adriana Lara, una Twitterrífica compi.

April 13, 2007   9 comentarios

Quickhard

Lo que empezó siendo como una iniciativa de mi amigo y compañero de aventuras en Bucarest Adrián Muriel, y de varios compañeros de la facultad de económicas y amigos suyos, se ha convertido durante este principio de año 2007 en mi escape deportivo semanal. Del equipo de fútbol-7 que por aquel entonces fundaron, llamado Dinamo de Keynes (también conocido como Dynamo Norte), en honor al ilustre economista, quedan pocos integrantes, pero se mantiene la misma filosofía de seriedad en el juego, y entrega desinteresada de todos sus integrantes en pos del bien común.

Ahora, algunos años después, Adrián me comentó que podría sustituirle, habida cuenta de que él continúa residiendo y trabajando en Bucarest. Aunque él es de vocación eminentemente defensiva, y yo todo lo contrario, acepté gustoso su invitación ya que me comentó que también había necesidad de pólvora en Quickhard.

Lástima que hoy día no soy ni la sombra de lo que un día fui XDD. Los años no perdonan. En cualquier caso creo haber aportado cosas positivas al equipo, y espero seguir haciéndolo en el futuro. La liguilla de nuestro grupo de distritos ha terminado, y hemos quedado en segunda posición. No está nada mal, pero desafortunadamente no ha sido suficiente para clasificarnos para la siguiente fase, interdistritos.

Esperemos que nuestro patrocinador siga dando el callo el año que viene y renovemos equipaciones, que el color verde no me sienta nada bien. Preferiría azul, y ya sería la leche ir de blanco con motivos rojos.

El otro día celebramos una cenita de despedida en un FrescCo cerquita de la Gran Vía, y luego tomamos una cervecita en un inmenso pub irlandés junto a la Puerta del Sol.

Desde aquí sólo puedo agradecer a los compañeros del Quickhard la magnífica acogida que me han dispensado a pesar de no conocerme en absoluto. Espero poder corresponderos como os merecéis en un futuro.

April 10, 2007   Comments Off on Quickhard