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Category — Literatura

Ensayo sobre la ceguera

Una de las mejores cosas que me trajo el irme a Panamá fueron libros. Curiosamente. Dos buenos amigos me prestaron varios libros. El único problema es que en Panamá, aparte de trabajar y viajar a toda prisa los fines de semana (y no todos), hice poco más. Sólo conseguí leer “El sueño eterno” y algunos cientos de páginas de otros libros. Entre ellos, “Ensayo sobre la ceguera“, de José Saramago. Ya había tenido referencias sobre él, cuando en la época en que convivía con Mirja, ella lo estaba leyendo. Varias veces durante estos días me he acordado de lo que me dijo: “es demasiado duro”. Efectivamente, lo es.

Si lo he terminado es por el extraño orgullo que hace que todos y cada uno (miento, con uno no pude, pero esa es otra historia) de los libros que he empezado a leer en mi vida tengo que acabarlos. Esto hace que sea muy cuidadoso a la hora de empezar una lectura, y que no insista mucho en recibir préstamos de libros.

Leer “Ensayo sobre la ceguera” se hace un ejercicio de masoquismo emocional desde las primeras páginas. Narra una historia difícilmente reproducible en el mundo real, acotada en un país, en una ciudad, no identificados en ningún momento. Una historia que rebaja al género humano a las más instintivas situaciones, en las que se debieron hallar demasiado a menudo nuestros antepasados, y en la que desafortunadamente todavía habrá quien se sienta como en casa.

No lo recomiendo como entretenimiento, sí como, en cierta forma, un desafío personal. Pero si estáis en horas bajas quizás no sea una buena idea. Y hasta aquí puedo leer.

July 5, 2009   7 comentarios

Un pirata

Y no se hable más:

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido,
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul:
«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.»
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
«Allá muevan feroz guerra,
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.»
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
como vira y se previene,
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
la victoria mi deidad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

June 30, 2009   7 comentarios

El androide paranoico

¿Sabías que este temazo está basado en este entrañable personaje de esta maravillosa novela?.

Disfrútenlo:

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June 15, 2009   5 comentarios

Cosas que se aprenden leyendo a Neruda

Siguiendo con el “ciclo poético” que comencé el miércoles pasado con Machado, hoy me animo a compartir con vosotros algunas nuevas perlas descubiertas al amparo de los versos del gran poeta chileno Pablo Neruda.

Trementina: Jugo casi líquido, pegajoso, odorífero y de sabor picante, que fluye de los pinos, abetos, alerces y terebintos. Se emplea principalmente como disolvente en la industria de pinturas y barnices.

Cimera: Adorno que en las armas se pone sobre la cima del yelmo o celada; p. ej., una cabeza de perro, un grifo, un castillo, etc.

Sentina: Lugar lleno de inmundicias y mal olor.

Raulí: Árbol de gran porte, de la familia de las Fagáceas, con hojas caedizas, oblongas, doblemente aserradas, pálidas en su cara interna, y fruto muy erizado. Es característico de los bosques andinos, y de valor forestal por su madera.

Estero: Arroyo, riachuelo.

Transmigrar: Dicho especialmente de una nación entera o de una parte considerable de ella: Pasar a otro país para vivir en él.

Carena: Burla y chasco con que se zahiere y reprende.

Durazno: Nombre genérico de varias especies de árboles, como el melocotonero, el pérsico y el duraznero.

Arrebol: Color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del Sol.

Como la semana pasada, si has llegado aquí, hay bonus track en forma de poemas o extractos que he disfrutado especialmente:

De “Ebrio de trementina y largos besos”:

Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.

De “Residencia en la Tierra II – Walking around”:

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

De “Pido silencio”:

Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.

(…)

La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.

Amigos, eso es cuanto quiero.
Es casi nada y casi todo.

Ahora si quieren se vayan.

He vivido tanto que un día
tendrán que olvidarme por fuerza,
borrándome de la pizarra:
mi corazón fue interminable.

(…)

Se trata de que tanto he vivido
que quiero vivir otro tanto.

Nunca me sentí tan sonoro,
nunca he tenido tantos besos.

Ahora, como siempre, es temprano.
Vuela la luz con sus abejas.

Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer.

De “Pensé morir, sentí de cerca el frío”:

En ese instante se terminaron los libros, 
la amistad, los tesoros sin tregua acumulados, 
la casa transparente que tú y yo construimos: 
todo dejó de ser, menos tus ojos. 

De “Memorial de isla negra – La poesía”:

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.

February 4, 2009   6 comentarios

Cosas que se aprenden leyendo a Machado

No sé si lo he dicho, pero el próximo 10 de febrero me voy a Panamá por motivos de trabajo, en principio hasta el 6 de marzo. En principio. Siendo como es hoy 28 de enero y habiendo terminado hace más de una semana los libros que tenía prestados por la biblioteca central de Chamberí, no me queda tiempo suficiente para coger otros tres, leerlos y devolverlos. Así, estoy tirando de unos pequeños libros de poesía de una colección que sacó el periódico El Mundo hace unos años: la “biblioteca El Mundo”. Con ellos me apañaré hasta que llegue a Panamá, donde ya estudiaré la mejor manera de hacerme con libros, ya sea en préstamo o comprados. Desde ya digo que se aceptan libros-donativos.

Me desvío. Decía en el título del post que leyendo la poesía de Antonio Machado se aprenden muchas cosas, entre otras a intentar no emocionarse en el metro. Se aprenden también muchas palabras y expresiones, nuevas para el lector pero muy probablemente bastante más viejas que el 90% de las que antes de abrir el libro componían su vocabulario. De muestra, las siguientes:

Plañir: Gemir y llorar, sollozando o clamando.

Tálamo: Lugar preeminente donde los novios celebraban sus bodas y recibían los parabienes.

Clepsidra: Artificio para medir el tiempo por medio del agua que va cayendo de un vaso a otro.

Yerto: Tieso, rígido o áspero.

Cangilón: Recipiente grande de barro o metal, principalmente en forma de cántaro, que sirve para transportar, contener o medir líquidos.

Recamado: Bordado de realce.

Cárdeno: De color amoratado.

Alcor: Colina o collado.

Sayal: Tela muy basta labrada de lana burda.

Pegujal: Pequeña porción de siembra o de ganado.

Serrijón: Sierra o cordillera de montes de poca extensión.

Cambrón: Arbusto de la familia de las Ramnáceas, de unos dos metros de altura, con ramas divergentes, torcidas, enmarañadas y espinosas, hojas pequeñas y glaucas, flores solitarias blanquecinas y bayas casi redondas.

Orear: Dicho del viento: Dar en algo, refrescándolo.

Tajamar: Tablón recortado en forma curva y ensamblado en la parte exterior de la roda, que sirve para hender el agua cuando el buque marcha.

Olifante: Cuerno de marfil que figura entre los arreos militares de los caballeros medievales, y, en particular, el cuerno de Roldán, personaje central del ciclo legendario de Carlomagno.

Calvijar: Paraje sin árboles en lo interior de un bosque.

Inmoble: Que no puede ser movido.

Poma: Fruta de árbol.

Hetiquez: Estado morboso crónico, caracterizado por consunción y fiebre héctica.

Estameña: Tejido de lana, sencillo y ordinario, que tiene la urdimbre y la trama de estambre.

Fosca: Dicho del color moreno: Muy oscuro, como suele ser el de los indios y mulatos.

Troje: Espacio limitado por tabiques, para guardar frutos y especialmente cereales.

Sementera: Acción y efecto de sembrar.

Joyel: Joya pequeña.

Almez: Árbol de la familia de las Ulmáceas, de unos doce a catorce metros de altura, tronco derecho de corteza lisa y parda, copa ancha, hojas lanceoladas y dentadas de color verde oscuro, flores solitarias, y cuyo fruto es la almeza.

Salterio: Libro de coro que contiene solo los salmos.

Ginesta: Mata de la familia de las Papilionáceas, de dos a cuatro metros de altura, con muchas verdascas o ramas delgadas, largas, flexibles, de color verde ceniciento y algo angulosas, hojas muy escasas, pequeñas, lanceoladas, flores amarillas en racimos laterales y fruto de vaina globosa con una sola semilla negruzca. Es común en España y apreciada para combustible de los hornos de pan.

Parterre: Jardín o parte de él con césped, flores y anchos paseos.

Buho de Minerva: El Buho de Minerva (Palas Atenea, en la mitología griega) es el símbolo de la sabiduría, pero, sobre todo, del poder.

Panta Rhei: “Todo fluye”, Heráclito.

Al paño: en teatro, frase con que se expresa la posición del actor que interviene en la representación quedando oculto, por ejemplo por un telón o bastidor.

Si has llegado aquí, tienes tu premio por ser tan paciente en forma de los poemas o los extractos que más me han gustado del libro:

De “La plaza y los naranjos encendidos”:

¡Alegría infantil en los rincones
de las ciudades muertas!…
Y algo nuestro de ayer, que todavía
vemos vagar por estas calles viejas!

El poema “Anoche cuando dormía”:

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Del poema “A orillas del Duero”:

Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.

Del poema “Las encinas”:

De los parques las olmedas
son las buenas arboledas
que nos han visto jugar,
cuando eran nuestros cabellos
rubios y, con nieve en ellos,
nos han de ver meditar.

El poema “La saeta”:

¿Quien me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
(Saeta Popular)

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la Cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Proverbios y cantares. I:

Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

Proverbios y cantares. XXIX:

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

Del poema “Crepúsculo”:

Caminé hacia la tarde de verano
para quemar, tras el azul del monte,
la mirra amarga de un amor lejano
en el ancho flamígero horizonte.

January 28, 2009   17 comentarios