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Category — Sevilla

Reformas “er Patri”

Entra mi madre en mi habitación con el correo en la mano, y mientras yo expectante la miro deseando que me anuncie que tienen mi disco duro en Correos, o que el de Seur está en la puerta, yo qué sé… va y me dice, risueña:

– ¿Tú te crees que a este tío lo va a llamar alguien con el cachondeo que se trae?

Y me pasa el siguiente folleto que he tenido a bien escanear para vosotros:

Reformas Er Patri por ti.

Yo no sé si lo va a llamar alguien o no, pero a mi me parece una buena forma de no dejar indiferente. A fin de cuentas nadie espera una campaña de márketing mastodóntica para publicitar este tipo de servicios. Esta es barata e impactante, y consigue lo que se propone, que te acuerdes del dichoso folleto y del tal Patri en un momento de urgencia.

Así que ya sabéis, gentes de Sevilla y provincia. Si necesitáis alicatado, ensolado, electricidad, fontanería, carpintería, escayola, o carpintería metallica, no dudéis en llamar al teléfono que se observa en el folleto. El discípulo más fiel de MacGyver acudirá en vuestra ayuda (qué máquina el tío, sólo le falta programar en Cobol).

September 6, 2008   5 comentarios

Vencer al miedo

Aviso a navegantes, el presente post se compone de una perogrullada tras otra, lo escribo para mi en mayor medida que para el resto del mundo. Son cosas que intento no olvidar nunca, pero que lamentablemente pierdo de vista con demasiada facilidad.

El mayor enemigo de cualquier persona es el conformismo, la inmovilidad.

La vida debe ser sinónimo de avance, de enriquecimiento personal, a todos los niveles posibles.

Día en el que no se haya avanzado en ningún aspecto, día perdido.

A veces para dar un paso adelante hay que dar dos hacia atrás; pero no hay que perder de vista el por qué se retrocede.

Contra el conformismo y la quietud, curiosidad y nervio.

Objetivos diarios: tus miedos. Ponte a prueba. Ponte a prueba cada día.

Si todos hiciésemos una lista de cosas que nos imponen respeto, que nos dan miedo, que nos aterran… y cada día hiciésemos una de ellas seríamos mucho mejores personas.

En mi caso una de las cosas que siempre me han dado pavor es hablar en público. Estoy seguro de que más de uno se asombrará bastante al leer esto, pero así es. Fui profesor durante dos años, tenía algunos alumnos mayores que yo, y algunos eran (son) probablemente mucho más inteligentes.

Nunca olvidaré el primer día de clase. Había preparado mil detalles para introducir la asignatura, y lo había escrito todo meticulosamente en una cuartilla que tenía en mi bolsa, junto al portátil. Tenía pensado presentarme, hacer que mis alumnos se presentasen, comentar los detalles con ellos, explicarles claramente los criterios de evaluación, etc… pero al subir a la tarima y acercarme a la mesa dejé sobre ésta la bolsa del portátil sin sacar la cuartilla. Dirigirme a la pizarra, girarme hacia los alumnos, mirarlos a los ojos y quedarme en blanco fueron una sóla cosa. No sé cuántos segundos estuve paseando la mirada de uno en uno, pero debieron ser más de diez, porque algún murmullo empecé a oir. La seriedad que transmitía mi rostro debido a la enorme tensión del momento debió dar un poco de dignidad a la situación, ya que nadie sonrió siquiera (barajo la lástima como otra opción posible).

En ese momento, dije mi nombre, me presenté como su profesor de programación durante todo el curso y comencé a explicar el primer tema. Con el paso de los minutos me fui soltando, sintiéndome cómodo, me esforcé porque todos participasen sin vergüenza y con el paso de las semanas y los meses los buenos momentos no hicieron más que aumentar. Con el tiempo casi olvidé que un día lo había pasado realmente mal. Casi olvidé que la mente es muy traicionera y siempre se pone en el caso peor. Casi olvidé que casi siempre el peor caso real no es ni la centésima parte de lo que tu mente se ha encargado de proyectarte en tres dimensiones, haciéndote sudar tinta china de forma totalmente innecesaria.

El miedo es un obstáculo que hay que vencer. De hecho, casi siempre es el obstáculo que hay que saltar, por muy intangible que sea.

Este tipo de experiencias, una vez pasadas, te refuerzan mucho moralmente y te hacen crecer. Al menos tú piensas que has crecido. Muchas veces, con eso es suficiente. Bien, si todos estamos de acuerdo en este punto, mi pregunta es… ¿por qué no provocar este tipo de situaciones a diario?.

No se trata de salir con un megáfono a la calle cada día, contando intimidades o haciendo una colecta para hacer el viaje de tus sueños. O sí, no lo sé. Cada uno ha de tener sus propios miedos, sus propios frenos, sus engaños mentales, sus zonas oscuras, esas por las que siempre pasa de refilón, casi sin mirarlas, como si no estuvieran ahí. Identifícalas, y fúndelas. No es fácil, pero el subidón es enorme.

El hecho de escribir todo este pestiño informe de intento de filosofía de supermercado se ha originado hace apenas un par de horas, cuando me dirigía a casa desde un céntrico barrio de Sevilla. Vivo en las afueras, más allá del cinturón que forma la SE-30. Desde abril hasta agosto me estuve moviendo con la moto de un amigo que está en Madrid. Muy amablemente me la cedió (muchas gracias, Jorge, por cierto). Desde agosto, he hecho un par de ajustes en la bici y voy y vengo con ella. Es un buen tirón, me está viniendo de arte para engrasarme. En ningún momento voy por la autovía, sino que he descubierto una zona en la que hay carril bici prácticamente desde la ciudad dormitorio en la que he pasado casi toda mi vida hasta conectar con el carril bici de Sevilla (muy bien, señor alcalde, ha hecho algo bien, gracias).

El problema es que este trecho del carril bici no ha sido inaugurado todavía y por la noche las farolas no funcionan. Esto es, llevo algunas noches francamente acojonado. La zona de oscuridad profunda son sólo tres o cuatro minutos circulando a velocidad tal que si por casualidad hay un bidón metálico de metro y medio delante mía me de tiempo a frenar un poco y que la caída no sea demasiado aparatosa. El caso es que es eso o la autovía (o aún peor, el autobús). El carril comienza a descender, lentamente, hasta llegar al punto de inflexión, en el que pasa por debajo de una vía de tren. En ese punto está realmente oscuro, no se ve casi nada, y hay sitio para que se esconda un tanque en cada flanco. Hoy, además, casi se me ha puesto un murciélago en la cabeza. Menos mal que iba ojo avizor y lo he visto acercarse lentamente por encima mía. Supongo que vendría atraído por el cíclico sonido de la cadena. No le han debido sentar muy bien las palabras con las que me he dirigido a él, ni el tono, supongo, porque antes de estar en el radio de alcance de mi brazo derecho, el cual ya tenía preparado para endilgarle un buen mandoble, ha levantado el vuelo y se ha marchado.

Los minutos previos a llegar a esa zona del camino, iba escuchando un podcast de alemán (iTunes) que recomiendo a todos los que sólo conocen palabras, expresiones sueltas y algo (muy poquito) de la gramática alemana. Tenía dos opciones, seguir escuchándolo y concentrarme en el podcast, tratando de negar la situación, o enfrentarla. Me quité los cascos de los oídos, los metí como pude en la riñonera y entré en la zona muerta (tenía que llamarle así, lo siento). El murciélago me ha dado la puntilla hoy, casi me cago, perdón, me caigo (de la bici), literalmente. Al salir a la tibia luz de las farolas que, cual palmeras en un oasis, señalan orgullosas el final de mi particular vía crucis, qué sensación de alivio, de paz. Hasta ganas de que sea ya mañana por la noche para volver a pasar he tenido. Qué gris y sin valor serán estas horas que restan hasta entonces…

Para el que haya llegado hasta aquí, como bonus un par de frases que sí que le pueden aportar algo. Gracias por vuestra paciencia y vuestro tiempo.

El miedo es para el espíritu tan saludable como el baño para el cuerpo. Gorki.

Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra desesperado. Schopenhauer.

September 4, 2008   13 comentarios

Javier y Camila

Lamento profundamente no poder estar dentro de unas horas en la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo de Quito, pero realmente ni en sueños hubiera podido permitírmelo. No a día de hoy. Lo que sí me puedo permitir es poner aquí la foto en la que mejor salimos juntos…

IMG_0994

Dedicaros a Camila y a ti una canción que sé que os va a gustar:

Y comentarte que aunque vaya a cambiar (qué extraño, en horas) tu estado civil, espero que las opíparas (pero opíparas de verdad, nada de medianías) cenas aderezadas con algún caldo exótico, largas sesiones de Rummikub y buenos vídeos musicales en Youtube se sigan produciendo en los próximos meses. Ya sabes que a partir de octubre pienso tomar la capital del reino de nuevo, tras un breve receso en mis actividades expansionistas.

Me alegro muchísimo por ti, por Camila, por el enorme paso que váis a dar, por la alegría que lleváis, por el buen ojo que has tenido, Javier

Arrejuntate

Porque uno y uno no sean dos, y dos y dos nunca sean cuatro…

Cuatro

Porque siempre vayas con brío, encendiendo su corazón, cuando tenga frío… y salga el sol…

Imagen 2

August 30, 2008   1 comentario

Y es por eso que hoy vengo a verte…

Hoy vuelvo a la Bombonera, con Luisfer.

[youtube=”http://www.youtube.com/watch?v=gkCwqURURao”]

Y vuelvo principalmente porque no me he olvidado de ti, y porque siempre que esté en Sevilla y se juegue tu trofeo te prometo que iré a animar a nuestro Sevilla en tu memoria.

August 23, 2008   1 comentario

Hoygan en Carrefour Montequinto

August 16, 2008   7 comentarios