Viernes, peliculita en casa: How I met your mother
Hace ya varios meses de la cena de los postaleros. Aprovechando un twitt que Ivich escribió diciendo que iba a ver un capÃtulo de esta serie, le pedà que me grabase lo que tuviera en algún/os dvd/s. Me la habÃan recomendado varias veces, en algunos casos personas que me conocen muy bien. SabÃan que me gustarÃa, decÃan. Muchas gracias de nuevo Almudena, por cierto.
Llevaba ya dos meses justos en Panamá cuando me senté a ver el primer capÃtulo, hace unos dÃas, con una lata de cerveza Atlas bien fresquita, el salón a oscuras y mucha calma. Descargué los subtÃtulos con Soleol, huelga decirlo. Después del primer capÃtulo puse el segundo, y después el tercero… y asà sucesivamente hasta el decimoctavo. No pude parar de reir, literalmente. Y algo más.
Al dÃa siguiente terminé la primera temporada (tiene veintidós capÃtulos) y me dispuse a ver la segunda. El dvd está deteriorado y no pude ver ninguno. En mi apartamento la conexión a Internet tiene capados ciertos puertos y no puedo descargar nada. Las versiones on-line de la serie que he encontrado están dobladas al español, y no he podido ver más que los tres primeros capÃtulos de la segunda temporada. Me sangraban los oÃdos, y el alma se me rompÃa al ver el poco sentimiento y gracia que transmiten los personajes. Esperaré a volver a España (en un mes y medio) para seguir viéndola.
Pero vosotros no tenéis por qué esperar. Y no deberÃais. A muchos os gustará, a algunos otros no tanto. No lo sé. Pero yo no puedo evitar sentirme identificado con todos y cada uno de los protagonistas masculinos. Uno, casadero, otro, con ganas de encontrar a esa persona pero libre, y el otro, un vividor déspota y hedonista (pero con buen fondo, por qué no escribirlo). Por esas etapas he pasado en mi vida, y reconozco las debilidades y virtudes de cada una en los guiones, que si bien a veces son algo surrealistas (en qué sitcom no lo son) sà son capaces de esbozar personalidades creÃbles y reconocibles, aunque exageradas en algunos momentos.
Eso sÃ, no os pienso decir con qué personaje me identifico más ahora…
April 17, 2009 13 comentarios
Recetas de Panamá: Enrollado de plátano con frijoles
Ingredientes:
- 4 plátanos amarillos (maduros).
- 1/4 kg. de frijoles negros o porotos ya cocidos.
- 1 cda. de mantequilla (si lo desea).
- Aceite para freir.
Procedimiento:
- Cueza sus frijoles con sal al gusto; escúrralos y muélalos en la batidora.
- Cueza el plátano partido en 3, con cáscara. Pele y saque el corazón. Májelo o muélalo; agregue la mantequilla y amase.
- Extienda sobre la mesa enharinada y haga un rectángulo.
- Ponga sobre este rectángulo una capa de frijoles molidos y enrolle el plátano. Le quedará un enrollado de plátanos, que puede usar asà o partirlo en ruedas anchas de 1 pulgada y freirlos. Se sirve caliente.
[ vÃa ]
April 16, 2009 2 comentarios
Descargar subtÃtulos sin abrir el navegador
Esto es bien sencillo gracias a @eduo y su utilÃsima herramienta Soleol (o S0lE0l). Sólo he probado la versión para Mac, ya me contaréis qué tal chutan las de Linux y Windows.
Muy sencilla de utilizar, además de descargar, puedes subir subtÃtulos a OpenSubtitles.org, y próximamente incorporará las funcionalidades de conversión de formato para reproducir tus vÃdeos en el iPhone / iPod Touch, renombrarlos, añadirles metadatos para iTunes o descargar series. En principio, y hasta ver estas funcionalidades implementadas, nos quedamos con lo que hace a dÃa de hoy, y bastante bien: descargar subtÃtulos.
No tengo nada contra los actores de doblaje, simplemente me parece que tienen una profesión de otra época que deberÃa ser superada, como la de sereno. No voy a citar aquà las bondades de ver las pelÃculas o series en versión original, pues otros ya lo han hecho, y bastante mejor de lo que yo podrÃa.
El sistema es muy sencillo. Abrimos Soleol, que tiene una interfaz gráfica muy reducida, de manera que la podemos escorar hacia un lado de la pantalla. En el resto, abrimos una ventana con los archivos de vÃdeo de los cuales queremos descargar los subtÃtulos.
Los seleccionamos y arrastramos a la flecha que apunta hacia abajo junto a “Get Subtitles”.
El programa reconoce el archivo, lo carga en una lista y lo chequea para buscar sus subtÃtulos. Hacemos clic en “Search Subtitles”:
Observamos la lista de subtÃtulos que ha encontrado para el mismo, verificamos que está marcado el que queremos descargar, y hacemos clic en “Get Checked Subtitles”:
Al ver este mensaje, debemos tener el subtÃtulo descargado en la misma carpeta que el vÃdeo, y probablemente con el mismo nombre, en función de las opciones que hayamos seleccionado en la configuración de Soleol:
Que lo disfrutéis.
April 15, 2009 7 comentarios
Del por qué nunca podremos olvidarnos de Kuna Yala
Y con esto termino las peripecias de este viaje, que acabo de estar en Semana Santa en Costa Rica y eso bien merece otra entrada. El tema es que después de llegar, instalarnos, ser introducidos a la aristocracia kuna de Isla Ratón, y tener un primer acercamiento al verdadero pescado fresco (recién pescado, vamos) uno tiene poco que hacer allÃ.
Es entonces cuando le preguntan a uno si quiere que le lleven a la playa, a lo que responde uno, ok. Ingenuamente cogà un par de libros, pensando que iba a tener tiempo para leer. En realidad lo tuve. Pero ni por un momento, después de poner mis pies en la isla a la que nos llevaron, pensé en abrir un libro o algo parecido. Ni por un momento pude desviar la mirada de las orillas de arena blanca y fina, de las aguas cristalinas, de las palmeras, del increÃble sol del que disfrutamos la mayorÃa del tiempo, o de la gran cantidad y variedad de peces, estrellas de mar y demás especÃmenes marinos que pude ver en la que fue mi primera experiencia de buceo en superficie o snorkeling.
Antes de irse, Rogelio, el chaval kuna que nos llevó hasta allá (futuro estudiante de ingenierÃa civil o aeronaútica, no lo tenÃa muy claro todavÃa), puso tres hamacas formando una c aprovechando cuatro palmeras dispuestas aproximadamente en formación cuadrangular.
Después de los primeros baños, mis dos compañeros de aventuras, Iván y Edu, se durmieron (literalmente). Yo no podÃa, y no era porque no hubiera silencio. Estábamos los tres en una isla de no más de diez hectáreas, con la única compañÃa de tres kunas en una pequeña cabaña en uno de sus extremos. Prácticamente no salieron de la misma en todo el tiempo que estuvimos allÃ, como si temieran molestarnos. Observando que era el único despierto, me dispuse a rodear la isla. Comencé grabando los (tÃmidos) ronquidos de Edu, y terminé en el mismo sitio diez minutos después. Colgaré el vÃdeo en este post, asà como algunas fotos de ese increÃble dÃa, en cuanto llegue a casa por la noche.
A la caÃda del sol, vuelta a casa, tertulia antes de dormir (a las 19:00, cuando se hizo de noche), un poco de lectura y a la cama.
Lo cierto es que nos acostamos sobre las 21:15 o algo asÃ. Dormà como un tronco, y a la mañana siguiente nos llevaron a otra playa en otra isla, más o menos del mismo tamaño, pero con bastante más gente. Cuál no fue mi sorpresa al distinguir acento andaluz en dos chicas junto a nosotros. Tardé un ratito en encontrar una situación propicia para asaltarlas sin parecer el pesado de turno al que cualquier momento le parece bueno para conocer a una mujer (cosa que todo el mundo sabe que no soy 🙂 ). ¡Eran de Córdoba!, qué casualidad. Estuvimos charlando un rato y con la llegada de Rogelio, emprendimos el viaje de vuelta a la cruda realidad de Ciudad de Panamá (no por la ciudad, sino porque volvÃamos a trabajar). Poco que reseñar del mismo, mucha carretera, mucha jungla, muchas risas con Ricardo, que aunque nos timó 10 $ por cabeza, en mi opinión los pagó con creces con sus historietas.
¿Nadie ha visto nada raro en el post?…
April 14, 2009 11 comentarios
De lo que vimos en Kuna Yala
De todas las islas que vimos por el camino, la que al final resultó ser nuestro destino era una de las más grandes. Esta circunstancia en un principio me decepcionó, porque yo tenÃa el secreto deseo de estar en un islote de doscientos metros cuadrados con una cabaña para nosotros y el único sonido de las olas del mar. Pero dicen que no hay mal que por bien no venga, y eso debà pensar cuando nos recibieron los que cortan el bacalao en la comunidad que ocupa dicha isla (el saila o cacique y su familia), nos llevaron a nuestra habitación (en el primer piso de un edificio que sólo levantaba dos del suelo, y que para más inri era el único de toda la isla que tenÃa alturas) y nada más desempacar nos pusieron por delante un plato de pescado fresco (pero fresco fresco), fruta, yuca… estaba todo increÃble.
Antonio Alfaro, el saila de Isla Ratón (asà se llamaba la isla), es un hombre bajo y enjuto, como el resto de los kuna que tuve la suerte de conocer. De apariencia relajada y mirada limpia y despierta. Nos llevó por toda la isla contándonos cómo en las reuniones que tenÃan en la cabaña de la comunidad no se podÃa discutir, sino que se hablaba por turnos, de forma relajada, mientras los demás escuchan, estando prohibido interrumpir a nadie hasta que termina. Si alguien quiere discutir, ha de hacerlo en otro sitio, aquel es lugar sagrado. Aunque no lo creáis, tienen incluso hamacas sagradas, para los caciques (hay tres en la comunidad, uno administrativo, otro tradicional y el tercero no recuerdo a qué se dedica, pero podemos concluir que jurÃdico, que alguien nos corrija si nos equivocamos).
Posteriormente nos llevó a su casa (cabaña), donde algunos de sus hijos y nietos escuchaban una pequeña radio y veÃan pasar el tiempo tirados en hamacas. HabÃa niños desnudos, y otros con camisetas de equipos de fútbol de la última glaciación. Soñé con volver algún dÃa con trescientas camisetas del Sevilla FC. Algún dÃa lo haré.
Terminamos la tournée en la escuela. Aquà sà que me emocioné, pues este lugar representa el choque entre la cultura kuna y la de una sociedad que lucha por abrirse hueco en el panorama capitalista internacional. HabÃa dos aulas en un estado más bien deplorable, además del despacho del director, que más que eso parecÃa un almacén de objetos inútiles, apilados de cualquier manera a lo largo y ancho del mismo. Tras la revolución kuna de 1925, en la que obtuvieron el reconocimiento de su identidad y su territorio por parte de Panamá, el precio que tuvieron que pagar fue el de la escolarización de sus generaciones venideras. Parece que se lo tomaron en serio. El nieto de Antonio, Rogelio Alfaro, me prestó un par de libros de sus escolares para que aprendiera un poco más sobre los kuna. Horas más tarde, a la débil luz de una bombilla en una terraza del hotel Kuna Yala y mientras aguantaba estoicamente la interminable retahÃla de risas de cinco franceses cincuentones al amparo de sendas botellas de ron y cognac, pude leerlos. El primero de ellos era un calendario kuna, con ilustraciones y explicaciones para cada mes. Para ellos, cada mes tiene su protagonista, las tortugas, las lluvias, la luna, etc…el segundo libro era una colección de relatos cortos siguiendo el esquema del mito del antiguo testamento, en el que los kuna explican el origen de ellos mismos, y del resto de la humanidad. En principio el resto somos no kuna, y ellos los enviados por Dios para que todo vaya bien. Nada nuevo por San Blas en este sentido. Ya mañana termino con las crónicas de Kuna Yala, perdonad la chapa de hoy.
April 13, 2009 5 comentarios