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Umbral on-line

Leo en Barrapunto que El Mundo ha decidido poner on-line todas las columnas de Paco Umbral en dicho periódico a lo largo de los catorce años en los que estuvo escribiéndolas. Me dio por leer la primera, y no puedo menos que compartirla con vosotros. ¿Esto está escrito en 1994 o ayer?.

El tabaco
FRANCISCO UMBRAL

El Gobierno ha caído en el error de siempre: subir el tabaco a primeros de año. En un país con casi cuatro millones de parados no se puede subir el tabaco, porque los parados comen tabaco, mastican tabaco, se intercambian tabaco, matan el tiempo con el tabaco, se drogan de tabaco y hasta fuman tabaco.

El tabaco va siendo ya un vicio de pobres y la España de Felipe es pobre. Se pueden subir los coches, que la gente ya tiene uno para llevar la suegra a Morata de Tajuña, que se ventile la momia. Se puede subir lo caro, que a los del pelotazo todavía les queda la última calderilla de Mario Conde para comprarse relojes suizos, relojes que hasta te dicen qué año te va a dar el infarto. Se puede subir la lencería fina, ahora que vuelve a hacerse el amor con la luz apagada, como manda el Papa Wojtyla, y da igual llevar las bragas viejas. Se pueden subir las corbatas, porque la gente ha encontrado otras maneras de ahorcarse. Se puede subir la gasolina, que todos necesitamos bajar lípidos y nos conviene empujar un poco el coche. Se puede subir la brillantina, ahora que ya nadie va a imitar a Mario Conde. Se pueden subir las compresas y que se arreglen con el corcho del champán de Nochevieja. Se pueden subir las sardinas, que el gentío ya ha aprendido a comer caviar gratis en los cócteles. Se pueden subir los teatros, que la gente de todas maneras no va a ir. Se puede subir el cine, que Hollywood seguirá copando la Gran Vía. Se puede subir lo caro y lo superfluo en general, se puede subir lo innecesario y lo caprichoso, que de todo eso nadie va a prescindir, pero lo que no se puede es subir el tabaco.

España, por más que digan en Bruselas, sigue siendo un país de tabaco negro y picadura, un país de pitillera aculatada. España sigue liando el pitillote de la desesperación tranquila como toda la vida. España, la España profunda, la varonía estoica y mísera, el país rural, lleno de tristeza agropecuaria, la España real de las pueblas y los suburbios, los paleoespañoles de pana y boina, del PER y el paro, los del año sin pan y sin cosecha, ésos no tienen otra cosa que el tabaco; ya, sin trabajo, sin política, sin espera, con la tele rota, el arado romano mellado el tractor empeñado, la vaca flaca y el árbol caído, al español de secano no le queda más que el tabaco, su pequeño tesoro de colillas viejas, de celtas antiguos, un tabaco amargo que es el sabor de su soledad, de su asco, de su reúma, de su abandono (y sin llegar la carta del Seguro). En España, hoy, con casi cuatro millones de parados, con el campo al raso, con los altos hornos en cenizas, con el gentío triste y estadístico, no se puede subir el tabaco, señores del Gobierno, porque ellos, los pobres, los españoles reales, no los de sus macroeconomías y papeles (españoles de papel), ellos, digo, muerden el humo de su tabaco, lloran tabaco, mean tabaco, sueñan tabaco fuman y esperan en un silencio áspero de tabaco. Eso, esto, es el macizo de la raza, el tronco de España, por más que digan en La Moncloa, y esos españoles de intemperie han llegado a 1994 gracias a su viejo tabaco malo.

Ya no hay revoluciones, ya no hay revolución de Asturias ni Casas Viejas, ya no hay anarquismo catalán, ya no hay lucha de clases ni proletariado, ya no hay Semana Trágica. Ya sólo hay los cuatro modernos de mierda y las cuatro putas travestidas de lo mismo que salen por la televisión. Pero eso no es España más que en las coplas franquistas de Escobar. La España real es de tabaco negro y tos trascendental. A ese español que tose y calla, que lo dice todo en una tos, porque los palabrones de la política le han robado las palabras, a ese español atónito, godo, mísero, árabe, cachicán de su pobreza, le han subido el tabaco.

August 31, 2008   13 comentarios