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Panamá y EEUU


En Panamá el estadounidense es denominado gringo, independientemente de la bondad de las intenciones del que lo diga. Mi visión particular, tras un par de semanas aquí y con una visión muy superficial del país y del pueblo panameño, es que después de todo lo que ha pasado en el siglo XX en Panamá, la relación con EEUU ha dejado un saldo positivo para este país centroamericano.

El motivo principal es el Canal de Panamá, obviamente. Esta mañana he visitado la esclusa de Miraflores de esta colosal obra y todavía estoy impresionado. Tiempo (y posts) habrá para hablar del Canal de Panamá, de sus cifras sobre todo, que son mareantes (en todos los sentidos: humano, técnico, económico…), así que de momento haremos un poquitín de historia, muy rápida, de andar por casa.

Cuando los españoles comenzamos a saquear (hay que llamar a las cosas por su nombre, señores) Perú y otros países sudamericanos, la forma de transportar las riquezas obtenidas hasta España era la siguiente: por mar hasta Panamá la Vieja, por tierra hasta Portobelo, y de nuevo por mar hasta España. La ruta terrestre recibía (y recibe en la actualidad) el nombre de Camino de Cruces. Cuentan que la idea de abrir dicha ruta al mar ya se le ocurrió al propio Vasco Núñez de Balboa, pero el rey Carlos I la desechó por lo costosa que iba a resultarle. Esta decisión puede ser calificada como muy acertada, porque no fue hasta muy entrado el siglo XIX cuando se intentó abordar la construcción del canal por parte de los franceses, cuyo intento fracasó estrepitosamente.

Y así llegamos al siglo XX, y como casi cualquier hecho relevante a nivel internacional que ocurrió en el mismo, los EEUU juegan un papel protagonista. Hasta 1903, y desde su independencia de España, Panamá había sido una provincia olvidada en un extremo de la gran mentira bolivariana. En 1903, Panamá obtiene de nuevo su independencia, quién sabe con cuánta ayuda americana, y rápidamente (concretamente 14 días después) se firma el Tratado Hay – Bunau Varilla y comienzan las labores de construcción del Canal.

Mediante el citado tratado, Panamá obtenía principalmente:

  1. La neutralidad del Canal de Panamá.
  2. La igualdad para todas las banderas, tanto la estadounidense como las demás.
  3. El pago a Panamá de los diez millones de dólares, originalmente destinados a Colombia.
  4. La protección de Panamá contra cualquier agresión.

Pero tuvo que pagar un precio, la división territorial del país en dos, al entregar a EEUU toda la zona de construcción del Canal, además de 8.1 km de terreno al norte y al sur del mismo, exceptuando algunas partes de las ciudades de Colón y Panamá City situadas dentro de ese rango.

La construcción del Canal, de la que habrá tiempo para escribir, fue un éxito rotundo, revelándose como una de las obras más impresionantes llevadas a cabo por el hombre. Sin embargo, el sentimiento popular del panameño medio de que había sido estafado por los norteamericanos al negociar las condiciones de entrega del control del Canal y su zona anexa fue calando en la población, sobre todo en ambientes académicos. Esta situación explotó el 9 de enero de 1964, hoy conocido como el Día de los Mártires en el que una discusión sobre la preeminencia de la bandera estadounidense o panameña en la zona del Canal degeneró en una revuelta con el consiguiente fallecimiento de varias personas. Las reacciones internacionales y lo violento de la situación obligaron a los EEUU a aceptar la derogación del Tratado Hay – Bunau Varilla y negociar un nuevo tratado. Las negociaciones finalizaron con la firma del Tratado Torrijos – Carter, el 7 de septiembre de 1977.

En virtud del mismo, el 31 de diciembre de 1999, el control del Canal pasó a manos panameñas al 100%.

Más allá del Canal, en Panamá City quedan muchísimos signos de la presencia norteamericana durante todo el siglo XX. El abundante uso de anglicismos en el lenguaje popular se hace muy curioso para el visitante de origen español. Hay tres áreas de la ciudad en las que se agrupaban los estadounidenses que administraban la construcción y gestión del Canal, así como sus familias, nacidas y criadas en dichas zonas: Albrook, Howard y Clayton. Actualmente las construcciones que ocupaban las familias zonians son consideradas casas de lujo, y están ocupadas principalmente por empresarios y políticos.

Como comenté al comenzar el post, creo que Panamá ya pagó el precio por la construcción del Canal, sufrió en sus carnes el intervencionismo en materia de política exterior de los EEUU, pero en mi opinión, a fin de cuentas le quedó un saldo positivo. Hoy día es un país pujante en su zona y va a más. Gran parte de culpa la tiene el Canal, que ha cambiado el transporte mundial y la vida de este pequeño y precioso país centroamericano, dándole un motivo de orgullo y uniéndolos bajo una sóla bandera.

2 comments

1 antonio { 02.25.09 at 11:32 }

¡Panamá para los panameños!
Y ” Banyú, embajador de esta sucursal del cielo” ( Yoselin ). Banyu dime cómo lo haces. Abrazos, chaval.

2 uaozé { 02.27.09 at 13:07 }

Illo, gran historia para grandes acontecimientos, grandes personajes, grandes hazañas… me ha molado mucho, y he pinchado en casi todos los enlaces, que me han llevado a otros y éstos a otros… enriquecedor.

Disfruta de Panamá (algún día yo también podré ir a verla). 😀

Saludos desde Sevilla.